En el ecosistema musical hay muchos seres vivos para tan poco sistema vital. Hacerse un sitio en un coto de caza privado para unos pocos en donde mandan, de forma tirana, las casas discográficas, es una quimera. Mucho más si hablamos de música electrónica, donde los discos brillan por su ausencia y, además, el signo de vida de muchos de los DJ´s son las sesiones a modo de 'Live Set'.
La aversión social que despierta este tipo de música, asociada a los prejuicios de denominador común nocturnos, es lo que la tiñe de color oscuro. La pareja de DJ´s Chase & Status lo saben muy bien. Han sufrido muchísimo en varios clubes del Reino Unido todas esas aversiones por parte de los organizadores, por lo que decidieron regenerar su formato musical.
En sus inicios, se dedicaban a reconstruir temas famosos con bases de Drum' n' Bass en los mejores locales de toda Inglaterra. Tuvieron muy buena acogida hasta que, en 2005, publicaron un single de Capleton, el cantante de reggae, 'Duppy Man', que fue muy criticado por algunos románticos al sonido de música negra. A su favor, todo lo contrario sucedió con los amantes del género electrónico, que aceptaron el remix. Precisamente eso fue lo que condicionó que hoy Chase & Status tuvieran el reconocimiento a nivel mundial que, hasta hoy, disfrutan.
Pasaron tres años desde entonces para que su debut se formalizara en materia física, en formato disco. La prensa se lo tomó muy en serio y le dedicó portadas en las mejores revistas de música del país hasta llevarlo al top ten de los discos más vendidos de Reino Unido, todo un reto para un grupo que practica un estilo que no se suele llevar demasiadas alabanzas en los medios convencionales.
El dueto, que ya presume de tener el premio al mejor álbum de Drum'n' Bass del año por 'End Credits', acaba de publicar su segundo trabajo, repleto de colaboraciones interesantes. En 'No More Idols' argumentan su prematura fama trabajando con artistas de la talla de White Lies, Cee Lo Green, Plan B, Delilah o Tinie Tempah. Todo un honor que reproducen con mucho sentido y utilizando varios estilos de un mismo género, el Drum´n' Bass.
Desde rap, a rock industrial, pasando por drum'n' bass y tocando con cierta ligereza el pop en sus herméticas bases de ritmos frenéticos y armónicos. Domar diferentes rasgos puede llevar a la locura, pero lejos de eso, los británicos lo ven como un reto personal que han terminado por convencer y con razones férreas. Lo mejor de todo es la variedad de integrantes en la firma del disco, pues hay cantantes de rap, pop, rock y generaciones distintas que gozan del privilegio de intervenir en uno de los mejores discos del año en cuanto a música electrónica se refiere.