Coldplay ha vuelto a España para quitarse la espinita que se dejaron en su última actuación de estadio en Barcelona. Allí falló el sonido, en Madrid era el clima el que presagiaba algo peor.
Pero la tormenta se fue para dar paso al atardecer y a Coldplay. Las pulseras que regalaban en la entrada a cada uno de los más de 55.000 asistentes empezaron a lucir, la música empezó a sonar y la traca de fuegos artificiales daba esa luz que le faltaba al cielo. Era como la fiesta al revés. ¿Qué podía superar esa entrada a lo largo de la noche?
El monzón, la media hora de retraso y el viento intermitente fue algo circunstancial cuando la banda enchufó con todas luces los temas de su último LP, Mylo Xyloto, con el plus energético de ‘Hurts Like Heaven’. Pero fueron los clásicos de sus dos primeros discos los que mantuvieron el nivel alto con la bellísima ‘The Scientist’ que todo el estadio coreó; una ‘Yellow’ que entraba limpia con un sencillo Chris Martin a piano para luego romper en un estallido dorado; la íntima ‘Warning Sign’; y la potente ‘God Put a Smile Upon Your Face’, que puso a botar a un público que todavía estaba escurriéndose el agua de encima.
Había llegado la Navidad por anticipado en el Vicente Calderón. Las luces de colores de cada una de las pulseras de los asistentes, los fosforitos colores del grafiti que identifican su nuevo disco, los fuegos artificiales, los lasers, las redondas pantallas con vídeos y formas de color; y la música. Al final es a lo que vamos, a escuchar a una gran banda que sabe muy bien moverse en grandes estadios y envolver al público con una sensación plena y satisfactoria.
Pero hasta los grandes se equivocan. Cuando tocaron ‘Princess of China’, tema conjunto con Rihanna pero sin ella presente, y llegando a la parte en la que cantaba la diva americana simplemente pusieron en las pantallas un vídeo de ella cantando. Muy cutre. Había mil soluciones: sacar a uno de sus teloneros, Rita Ora, a cantar esa parte; transformar el dueto en una canción a una sola voz; llamar a Rihanna por Skype para que cante o hasta poner a Will Champion en el papel de la chica si es necesario. Pero no eso. Coldplay ha caído en el recurso más bajo de los ‘pregrabados’ en sus actuaciones en vivo.
Por lo demás no hubo más sorpresas para los habituales de Coldplay en vivo. Se movían como topos desde el escenario al fondo del estadio para tocar un set de canciones en formato básico, lanzaron globos y confeti en forma de palomas y corazones, y Chris Martin fue otra vez ese gran ‘show man’ y rey de las fiestas.
Con ‘Paradise’ terminaron de dibujar ese paraíso musical y visual para despedirse en los bises con una fantástica versión limpia y sin electrónica de ‘Speed of Sound’ y la maravillosa ‘Fix You’ bajo unos fuegos artificiales menores a los del inicio del show. La banda británica impresiona sobre el escenario. Al principio de su carrera lo hacían con su música, ahora también son los reyes del espectáculo y entretenimiento.