Las composiciones de Robert Allen Zimmerman, conocido en todo el mundo como Bob Dylan, son tan universales que pueden leerse en claves muy diferentes. En el caso que nos ocupa, según Doctor Dread, responsable de este homenaje, la obra de Dylan conecta directamente con el espíritu del reggae y, sobre todo, con las inquietudes de otro famoso Bob, de apellido Marley. Ambos denunciaban las situaciones de injusticia que veían a su alrededor: el primero en los Estados Unidos de las décadas de los 60 y 70; el segundo, en el Tercer Mundo castigado por el colonialismo y el peso de la historia.
El proyecto posee unos cimientos muy sólidos. Por una parte, el acompañamiento rítmico de algunos de los mejores músicos del género: Sly Dunbar (batería), Earl “Chinna” Smith (guitarra), Dwight Pinkney (guitarra) o Dean Fraser (saxofón). Mención aparte merece Lee Jafe, quien aporta los sonidos de harmónica tan característicos de las composiciones de Dylan. Por otro lado, la selección de voces es inmejorable: Apple Gabriel (“The Times They Are A-Changin’”), Beres Hammond (“Just Like a Woman”), Luciano (“Knockin’ On Heaven’s Door”), Sizzla (“Subterranean Homesick Blues”), etc.
Las canciones han sido grabadas especialmente para este álbum y, como suele pasar en los discos de tributos, algunas respetan, quizás en exceso, a las originales. Es el caso de “Lay, Lady, Lay” (The Mighty Diamonds) o “Blowin’ In The Wind” (Don Carlos). Sin embargo, otras ofrecen una relectura muy interesante del legado dylaniano.
Se deben destacar las interpretaciones de Gregory Isaacs (“Mr. Tambourine Man”) y de Toots Hibbert (Toots & The Maytals) en “Maggie’s Farm”, imbuido del pasado esclavista de Jamaica. Si se habla de Dylan (un cristiano renacido) y del reggae resulta inevitable la aparición del mensaje religioso: un prometedor Nasio proclama “Gotta Serve Somebody”. La sorpresa llega con el remix reggae de “I And I”, un tema editado en “Infidels” (1983), con la voz del propio homenajeado y la guitarra de Mark Knopfler.
Las versiones llegan hasta la portada. Una recreación del “Bring It All Back Home” (1965), en la cual Dylan se hace acompañar de una joven rasta y da buena cuenta de los productos propios de la tierra (jamaicana).