Si existe un guitarrista en el ámbito del rock al que no se le han reconocido sus méritos todo lo que se merecía es, sin duda, Frank Marino. Quizá se deba a que, tanto en el seno de su grupo (Mahogany Rush), como en su carrera en solitario, ha permanecido alejado de los circuitos comerciales y nunca ha sucumbido ante las exigencias de las discográficas. Si en algún momento de su trayectoria hubiera compuesto unos cuantos temas accesibles para el gran público, posiblemente su biografía se hubiera escrito de otra manera.
Desilusionado con la industria musical, se apartó del negocio a principios de los 90 para dedicarse al cuidado de su familia. Con la irrupción de Internet, descubrió una página web dedicada a su trayectoria. Una legión de seguidores que apreciaban su trabajo le animaron a regresar junto a sus compañeros de Mahogany Rush.
El resultado es este Real Live, doble CD que registra la actuación realizada el 8 de septiembre de 2001 en Montreal, ciudad canadiense de especial atractivo para el guitarrista por sus connotaciones sentimentales.
Peter Dowse (bajo), Josh Trager (batería) y Mick Layne (guitarra rítmica), le acompañan en esta grabación, haciendo, más que nada, de grupo de apoyo.
Fue uno de los primeros grandes guitarristas eclécticos de la historia que supo fusionar el rock con el blues y el jazz, dotándolos de una atractiva personalidad. Un ejemplo de ello es este álbum, compuesto de apasionantes momentos donde los distintos estilos que domina, fluyen con imaginativa armonía, entrelazados con su habitual destreza.
Sus cualidades pueden compararse a la de guitarristas de reconocido calibre. Posee la aptitud innovadora y rebelde de Jimi Hendrix, la capacidad para transmitir sentimientos de Carlos Santana y la habilidad creativa de Jimmy Page.
En este concierto, muestra todas estas cualidades con la honestidad que le precede. La apertura de la actuación la realiza con la versión de un clásico, Voodoo Chile. A los puristas les puede incomodar, pero el realismo de la interpretación, tanto instrumental como vocal, hace resurgir el espíritu de Hendrix de tal forma, que asusta.
Los temas se suceden en una atmósfera de absorbente afinidad donde tienen cabida las más variadas influencias. Así, He’s Calling se presenta como un rock potente con ritmo sostenido de bajo y batería como apoyo al virtuosismo de Frank, que desarrolla la ejecución de la pieza con agudeza y pulcritud. Termina el corte con tonalidad arabesca e, inmediatamente, surge el cambio radical con otra versión de Hendrix, Red House, un blues que explota a mitad de la ejecución con exquisitos punteos.
Con la irrupción de Poppy, los registros cambian radicalmente y se acercan al armonioso y delicado estilo con el que Santana marcó una época.
El CD 2 se inicia con Let There Be, un ejercicio de intrincado malabarismo, habitual en las composiciones de Page con Led Zeppelin. El recorrido sigue con incursiones en el jazz fusion (Avalon, Jazzed A Moment) y afilados solos (Ain’t Dead Yet, Slippin and Slidin, Rattle Of Sabres) que reflejan el carisma y la capacidad del guitarrista. Incluso, en Electric Reflections Of War, la sombra de Pink Floyd asoma a través de algunos sorpresivos efectos.
La parte final se introduce en una dinámica intimista que cansa algo, por su extensión. Aunque antes de despedirse, Frank nos regala otro momento mágico con Try For Freedom, donde vuelve a demostrar sus aptitudes con un agudo punteado y un final in crescendo.
Real Live coloca a Frank Marino de plena actualidad. Un auténtico maestro y pionero como él merece más atención por parte de las nuevas generaciones rockeras. Escuchándolo, descubrirán a un guitarrista de auténtico calibre.