Según los datos publicados en el Libro Blanco de la Música, la piratería provocó el año pasado en España un descenso en la venta legal de discos del 12,6%. Este informe ha sido elaborado por Promusicae, el nuevo nombre de la Asociación Fonográfica y Videográfica Española (AFYVE).
Las prácticas del “top manta” y las descargas ilegales de Internet provocaron, según los cálculos de esta organización, unas pérdidas de 464 millones de euros para la industria discográfica. En consecuencia, el negocio de la música cerró el año 2004 con un retroceso en los ingresos por tercer ejercicio consecutivo.
Antonio Guisasola, presidente de Promusicae, ha afirmado que en los últimos años, las compañías discográficas han despedido al 20% de sus plantillas y los royalties de los artistas han caído un 37% desde el año 2000. "Hay que rescatar a la música del suelo", ha afirmado Guisasola, quien ha presentado el informe en el Círculo de Bellas Artes de Madrid acompañado de la ministra de Cultura, Carmen Calvo, el presidente del Consejo de Dirección de la SGAE, Eduardo Bautista, y el presidente de la Asociación de Intérpretes y Ejecutantes (AIE), Luis Cobos.
Por su parte, La Asociación de Música en Internet (AMI) ha reclamado medidas eficaces que contrarresten las consecuencias negativas de la piratería. Según esta asociación, la industria discográfica se ha estancado y encerrado en una postura inamovible y no invierte tiempo en buscar soluciones racionales. Para solucionarlo, las discográficas deberían diversificar su oferta y evitar lanzar al mercado productos estándar con precios fijos.
Para la AMI no es suficiente con pedir a la ciudadanía que se conciencie sobre el mal que la piratería está haciendo a un bien cultural como es la música. La Asociación pide que se ofrezcan alternativas que interesen a los ciudadanos y los disuada de otras opciones más peligrosas.
La propuesta de esta Asociación consiste en que cualquier ciudadano con un poder adquisitivo bajo pueda comprar su CD de música favorito en una tienda legal por cinco o seis euros, aunque se presentara de forma austera. Así, se les ofrecería la oportunidad de comprar lo mismo que en el “top manta” con una diferencia importante: el dinero de la compra iría a parar a los bolsillos de los autores y artistas.