La presentación de una nueva película lleva a su director y actores principales a una actividad frenética: ruedas de prensa, pases privados para periodistas y viajes continuos. Sin embargo, el estreno de la última cinta de Emir Kusturica, “La vida es un milagro”, también implicó la gira de la formación musical en la cual "rasca" la guitarra, The No Smoking Orchestra.
Los miembros de este grupo se autoproclaman como los abanderados de un nuevo estilo musical, el Unza Unza. Fue en 1980 cuando el Dr. Nelle Karajilic fundó la banda: Zabranjeno Pusenje en su nombre en serbo-croata. La No Smoking Orchestra sufrió la persecución política y artística del régimen del “socialismo real”. Pero, al mismo tiempo, su actitud le sirvió para ser considerada como la vanguardia de un movimiento inconformista, “el nuevo primitivismo”. Emir Kusturica se convirtió en miembro del grupo en 1986, aunque ya contaba con cierta experiencia en el mundo de la música.
El Auditorio Municipal de Murcia fue el último de los cuatro escenarios españoles que albergó la locura de esta banda. En principio, la elección de la sala no podía considerarse como la más adecuada porque es bien sabido que las butacas son grandes obstáculos para el baile. Sin embargo, gran parte del público olvidó estos condicionantes y se ubicó en los pasillos y en las zonas laterales para tener más libertad de movimientos.
Los nueve miembros del grupo salieron a escena bajo los acordes del himno de la antigua Unión Soviética para, poco después, estallar en un ritmo frenético muy alejado de la disciplina militar. Durante el concierto sonaron los temas más conocidos de las bandas sonoras de películas como “Underground” o “Gato negro, gato blanco”, composiciones grabadas para “La vida es un milagro” y canciones de la discografía del grupo.
Las dos horas de espectáculo dejaron la impresión de que Kusturica no deja de ser un mero reclamo, puesto que no pasará a la historia por sus dotes para la guitarra. Sin embargo, la energía del Dr. Nelle, los dedos de Dejan Sparavalo (violín) y los números casi circenses que la banda ejecuta con la complicidad del público son motivos suficientes para disfrutar con el advenimiento del Unza Unza.