Siempre es de agradecer la salida al mercado de nuevo material musical en condiciones, y si se trata de una banda mítica que ayudó en su momento a asentar los cimientos de la música rock y todas sus variantes hasta el momento, nos congratulamos sanamente en nuestro sofá de musicomplacencia y nos preparamos para disfrutar escuchando nada más y nada menos que a Led Zeppelin en vivo en dos conciertos realizados en junio de 1972 en el Long Beach Arena y el LA Forum.
Las últimas noticias que habíamos tenido de este grupo fueron el lanzamiento de las sesiones de la BBC en 1997, cubriendo unas actuaciones de 1969 y 1971 realmente fantásticas, exhibiendo un sonido alucinante y una emotividad sin par.
Ahora nos los encontramos un año después, con aún menos miedo -¿alguna vez lo tuvieron?-; un sonido potentísimo en la guitarra de Jimmy Page nos anuncia el nacimiento del heavy rock; una base rítmica contundente nos muestra al difunto Jon Bonham en uno de sus mejores momentos; la versatilidad instrumental y sonora de John Paul Jones es abrumadora y la voz del carismático Robert Plant resulta difícil de olvidar tras una primera escucha.
El triple disco empieza con Immigrant song y Heartbreaker en Long Beach, magníficas, pero no es hasta que escuchamos Black Dog en LA que nos damos cuenta de la brutalidad sonora de la que eran capaces estos chicos hace treinta años.
Tenemos Stairway to Heaven, ya más madura en este momento que en su versión iniciática en la actuación en el Paris Theatre de Londres un año antes, así como Over the hills and far away, Going to California, That's the way, Rock and Roll, What is and what should never be... aunque donde realmente despunten sea en las interpretaciones de Since I've been loving you (alcanzan a crear una atmósfera dramática estremecedora), Dazed and Confused (la pesada y lenta cadencia de Jones al bajo nos introduce 25 minutos de puro frenesí sonoro que incluye referencias a Walter's walk y The crunge), Whole lotta love (esto sí que es heavy rock, y Page su principal domador, no teniendo ningún problema para recordarnos a John Lee Hooker o Gene Pitney, entre otros, en un magnífico medley de 23 minutos sostenido por la compacta sonoridad de la batería de Bonham), y las curiosas (no las conocíamos oficialmente en directo a este nivel) Dancing days y The ocean.
También tenemos Moby Dick, con un solo de batería de Bonham que la alarga hasta casi los 20 minutos, que aunque en un principio resulte emotivo por su intérprete y de un virtuosismo y calidad sin precedentes, en una segunda escucha empieza a cansar la ausencia de los demás componentes de la banda.
El tercer disco acaba con Bring it on home en un medley con Bring in on back, donde Plant nos demuestra tocando la armónica que cantar no es lo único que se le da bien.
Toda una recopilación de muestras de lo que fue una de las bandas más importantes de rock de toda la historia. Y desde la memoria aún siguen demostrándolo.