No es demasiado habitual que un hotel se preocupe de ofrecer a sus clientes algo que vaya más allá de unas horas de descanso. Sin embargo, el Neri Hotel, cuyas instalaciones se encuentran en un palacete del Siglo XVIII ubicado en el barrio Gótico de Barcelona, también ha pensado en el placer para los oídos.
Para ofrecer su menú de “ritmos tranquilos, voces cálidas y placeres melódicos” ha confiado en el DJ, compositor y productor Chop Suey. Un hombre que ha editado dos discos y que puede presumir de tener un Goya a la mejor canción original por “Humans like you”, de la película “Mi vida sin mí” de Isabel Coixet.
En esta ocasión, Chop Suey no ha tenido que demostrar sus dotes para la composición, sino que ha buceado entre sus discos para seleccionar las canciones que, en su opinión, mejor suenan en el hilo musical de las habitaciones y los pasillos del Neri.
El denominador común de los temas que conforman esta experiencia tan peculiar es el uso de los sonidos electrónicos, no buscando la euforia discotequera, sino aportando elegancia y sensualidad.
Los minutos iniciales de la sesión son dominados por canciones cercanas al jazz, con dos grandes voces femeninas (Snooze y The Matthew Herbert Big Band). La propuesta de The Real Tuesday Weld se aproxima más al pop, con una instrumentación casi de juguete y una curiosa voz susurrante. Break Reform y Koop rematan este bloque de jazz electrónico para dar paso a sonidos cercanos al soul y, en ocasiones, al hip-hop (Watch TV y TM Juke).
Tras un viaje espacial tripulado por el propio Chop Suey (es práctica habitual de los DJs incluir temas propios en sus selecciones) el ritmo gana en intensidad y nos acerca a los sonidos latinos. El Gran Lapofsky ambienta un cocktail en una lejana playa del Caribe y Wagon Cookin se mueven entre Brasil y Cuba. Por su parte, Gerardo Frisina juega con vibráfonos, saxos, pianos, contrabajos y demás para firmar una de las grandes canciones del repertorio. Ursula Rucker, con la colaboración de Lil Louie Vega, recita sobre la percusión, dejando que sea el juguetón de Quantic quien firme el check-out con un incesante movimiento de caderas.