Durante los primeros momentos nadie sabía qué iba a pasar. Tras una hora y media de espera, y con el público bastante nervioso, la organización dio las primeras explicaciones. El escenario debía ser revisado, y posteriormente desmontado, por razones de seguridad. El problema, en principio, iba a ser resuelto en media hora. Sin embargo, con uno de los escenarios inutilizados, todo el montaje se debía trasladar al otro espacio. Eso implicaba más espera.
Todo parecía solucionado cuando los ayudantes de Incubus salieron a hacer la prueba de sonido, pero no fue así. Ante la falta de información, el recuerdo de las condiciones del lugar y los cánticos de rebelión e insultos a la organización, algunos decidieron divertirse de otra manera. Hubo lanzamiento de botellas y piedras hacia el escenario y hacia la grada de prensa y acreditados; se volteó un “chiringuito” donde se compraban bonos de bebida y se tomaron al asalto diversas barras, con la consiguiente apropiación de todo aquello que contenían; y, para finalizar, un coche de promoción cayó de la tarima donde estaba expuesto.
El respetable reaccionó de manera diversa. Se oyeron aplausos y vítores, otros se quedaron perplejos ante lo que sucedía y algunas personas decidieron abandonar el lugar por miedo. Pero según el dicho, tras la tempestad llega la calma. Y, además, la música amansa a las fieras. Los primeros acordes de la música de Incubus (se merecen un premio a la valentía) tuvieron el mismo efecto que si se tratara del flautista de Hamelín, atrayendo al personal hacia el escenario.
Los angelinos dieron un concierto más corto de lo programado y con sus canciones más melódicas, dejando la contundencia para System Of A Down, el plato fuerte de Festimad Sur. Empezaron con “BYOB”, el primer single de su reciente “Mesmerize”, para después interpretar, con la ayuda del respetable haciendo los coros, las canciones más conocidas de sus discos, como “Chop Suey”, “Toxicity”, “Aerials” o “Sugar”. Aquel día, SOAD celebraban su décimo aniversario como formación y, según sus palabras, lo hicieron con la gente más loca que habían visto nunca.
Los más guerreros continuaron su particular batalla con todo aquel elemento que se encontraban a su paso. Por ejemplo, un vehículo utilizado en una performance ardió con los primeros rayos del sol. En ese momento, Keith Flint, el líder de Prodigy, saltaba sobre el escenario. A sus pies tenía a algunos miles de valientes y a una dotación de los bomberos.
Las repercusiones de esta edición de Festimad todavía se harán esperar. De momento, algunos asistentes preparan demandas judiciales y quejas formales. Por su parte, la organización ha reconocido sus errores y dice trabajar para mejorar en todos los aspectos. Esperemos que así sea, porque la música de este festival es casi inmejorable, sólo se debe mejorar la letra.