“Coherente”, ése es el significado de la palabra [
Dhira en sánscrito, antiguo idioma de India. A partir de ahora, el término será más conocido entre nosotros por dar nombre a un proyecto, cuyo origen se encuentra en octubre de 2003, y que protagonizan cuatro jóvenes: Tirtha (Dub Dem Down, Undrop, Amparanoia), Michi (La Bongo), Silk (Berre del Buyete, Gravementegrave) y Laksmana (Halava, Undrop).
Su álbum de debut, de título homónimo, se ha construido a partir de la fusión de los distintos gustos de los miembros de la banda. Sus composiciones se cimientan en el uso de las nuevas tecnologías, acercándose al hip hop, el breakbeat o el chill out, pero aprovechando también elementos de la música étnica, sobre todo de corte oriental, además de sonidos del reggae o el pop.
Las letras combinan el español, predominante en las partes rapeadas, y el inglés, protagonista en los estribillos melódicos y más cercanos al pop. Así sucede en la inaugural “Sonríe, Smile”, donde se combinan las notas de guitarras flamencas y del ginimbri, un instrumento marroquí. La fórmula se repite en “Una familia”, aquí con la presencia del tradicional sitar hindú, “Vida tras vida” y “La noche”, cuya espina dorsal es un frenético ritmo funk.
En sus letras se deja patente la influencia de determinadas creencias espirituales, al considerar, por ejemplo, que los humanos somos miembros de una gran familia, como si de las ramas de un árbol se tratara.
En “Nrisinha” resulta bien curiosa la fusión de los ritmos electrónicos de última generación y las palabras cantadas en un lenguaje milenario como el sánscrito. Todo ello, de nuevo, con las líneas omnipresentes del sitar. Amparo Sánchez y Muñeco, ambos del grupo Amparanoia, colaboran en el hip hop-reggae de “Siete planchas”. Otras colaboraciones ilustres son las del violinista búlgaro Vesco y el guitarrista Carlos Ojeda en “Bollywood”, un agitado homenaje a las bandas sonoras de las películas que copan las pantallas de los cines de Nueva Delhi.
Pero Dhira también incluye momentos para la relajación y la contemplación. “De Calcuta a Madrid”, “Riddim From Vrindavan Town”, “Sarangi Chill” y una pista escondida al final del disco pueden dejar al oyente muy cerca de conocer a Brahman.