El nuevo disco de la banda madrileña va a dar mucho que hablar. Con una trayectoria impecable de casi veinte años Hamlet han demostrado siempre que tan sólo tienen que seguir sus instintos a la hora de ofrecer su música y hacer oídos sordos a las malas críticas y a las acusaciones que se han dirigido muchas veces contra ellos por el sólo hecho de querer ir más allá y no estancarse como muchos.
Ya ocurrió con Inferno, dónde gran parte de los fans de la banda se sintieron traicionados simplemente por un cambio natural de sonido y una evolución que los elevaba más aún en su condición de autenticidad sonora. Y va a pasar también con éste su último trabajo, Syberia, un disco desconcertante a primera vista pero que va creciendo poco a poco en estructura, sonido y significado hasta convertirse, si lugar a dudas, en lo mejor que nos haya podido ofrecer hasta ahora el revolucionario quinteto.
Porque de eso se trata, de una revolución. De no dejar a nadie impasible ante la escucha de todos y cada uno de los temas que nos ofrece este álbum producido por ellos mismos junto a Alberto Seara, mezclado por Sergio Marcos y masterizado por el propio George Marino -que entre otros ha trabajado con Bon Jovi, AC/DC o Guns'n'Roses- en los Stearling Studios de Nueva York.
Han reconducido toda su agresividad para crear un nuevo marco sonoro que conjuga naturalmente intensidad, harmonía, melodía y una calidad incomparable en los nuevos textos. La voz de J. Molly suena irreconocible a través de mil nuevos registros que, dejando atrás la guturalidad del pasado, confieren a las canciones una mayor capacidad expresiva y dan significado a cada uno de los pasajes que nos hablan de miedo, de angustia, de esperanza, de todo aquello que siente el ser humano y que tratan de reflejar con las cambiantes dinámicas y sonidos que envuelven la voz y otorgan el punto final a este nuevo concepto de hacer música.
Desde los falsetes de Aislados hasta los pausados tiempos de Imaginé, Desaparecer o Inestimable; desde la contundencia y expresividad de Para Toda Una Vida, Tiempo, En Silencio y Resucitar (atención a las fantásticas letras) hasta los riffs más potentes de Dame Una Señal o los solos de guitarra de Contraproducente, Syberia se nos acaba mostrando como una auténcia obra maestra sin ninguna fisura, y eleva a Hamlet al podio de las grandes bandas del panorama actual español y extranjero. La mejor promesa para un futuro en que toda la música sea una auténtica delicia.