Vuelven los máximos representantes del llamado nu-metal. Según los medios de comunicación en general, la banda más odiada por el público. ¿Razones? No las sé. Porque la verdad es que el último trabajo de los Limp Bizkit rebosa calidad se mire como se mire. Su anterior trabajo de impronunciable nombre (olvidémonos de sus discos de remezclas y recopilaciones) nos mostró a un grupo que se decantaba por un estilo pesado y duro que apostaba por el metal en las guitarras dejando que la voz aportara ese personal toque rap que imprimen a sus canciones (excepciones eran las puristas Getcha Groove On y Rollin' (Urban Assault Vehicle).
En esta ocasión tenemos también un poco de todo. Una extraña introducción nos revela que no han perdido un ápice de dureza, sobretodo cuando continuamos escuchando y nos encontramos con temas tan brutales como Eat You Alive (impresionante) y Gimme The Mic. También en esa vertiente tenemos Head For the Barricade y más suavemente (por decirlo de alguna manera), esa clásica mezcla de rock duro y melodía que nos ofrecen The Only One, la impresionante Let Me Dow o Build a Bridge (preciosa). Phenomenon nos ofrece una curiosa incursión en el funky matizada con elementos muy duros, scratchin' y un cambio de escena intermedio alucinante. Más tranquilas son Creamer (Radio Is Dead) o Drown, y Underneath The Gun nos muestra a unos Limp Bizkit ochenteros que en algún momento llegan a recordarnos a los mismísimos Simple Minds. Red Light Green Light es la Getcha Groove On de este disco, y para la versión a la que nos tienen acostumbrados (recordemos Take A Look Around, aunque no lo fuera en un sentido estricto) atacan con, nada más y nada menos, Behind Blue Eyes de The Who. No hay palabras para describir el magnífico logro que han conseguido con esta versión acústica de, en mi modesta opinión, una de las canciones más emocionantes y hermosas del clásico grupo británico (recordemos que hace un par de años, en la entrega de los premios de la MTV, Fred Durst ya nos emocionó en un dueto con Jimmy Page, otro grande de los setenta). La gota que colma el vaso en este su último disco en el que no se detienen y van un paso más allá sin decepcionar en absoluto.