Cuando se habla de un cantante como Nino Bravo casi siempre se repite una misma pregunta: ¿a dónde hubiera llegado de no haber perdido la vida tan joven? Sin embargo, a pesar de la reiteración, ésta se antoja como una incógnita clave. Este valenciano, bautizado como Luis Manuel Ferri Llopis, moría en un accidente de tráfico en 1973, con tan sólo 28 años. Su carrera artística casi acababa de empezar como atestiguan sus escasas sesenta grabaciones. Aún así, se debe escuchar la voz de Nino para entender una parte importante de la historia de la música española. Una etapa marcada por grandes intérpretes y maravillosos compositores como Pablo Herrero, José Luis Armenteros o Augusto Algueró, todos ellos autores de grandes éxitos para el músico valenciano.
Pocas personas desconocen versos como “dejaré mi tierra por ti, dejaré mis campos y me iré lejos de aquí” o “hace tiempo que sueño con ella y sólo sé que se llama Noelia”. Seguramente forman parte de la memoria colectiva de aquellos que ahora superan los 45 años; otros más jóvenes quizás los conocen por la publicidad (“libre, como el sol cuando amanece, yo soy libre como el mar...”) o porque sus padres no dejaban de entonarlos al hacer sonar sus vinilos.
Ahora todos podrán recuperar la inconfundible y gran voz de Nino Bravo en formato digital gracias a la edición de este disco con los 12 números unos que el cantante consiguió entre 1970 y 1973, entre los que se encuentran “Un beso y una flor”, “Te quiero, te quiero” o “Contigo soy feliz”. En todas estas grabaciones queda patente que este músico se dejaba todo su calor y sentimiento para conseguir el reconocimiento del público. Pero esto no puede suponer una novedad para aquellas personas familiarizadas con la voz del valenciano.
Sin embargo, este lanzamiento ofrece grandes sorpresas: la inclusión de un DVD con imágenes y actuaciones del cantante, un tema inédito y las remezclas de “Libre” y “América, América” realizadas por el colectivo Pumpin’ Dolls. Es aquí cuando la canción melódica, con sus grandes orquestaciones y arreglos, deja paso al uso de cajas de ritmos. Es, sin lugar a dudas, una prueba del paso del tiempo.