Con Slippery When Wet como uno de los álbums más vendidos de la historia, prolongado con New Jersey mientras se lanzaban a la conquista del mundo, la contundencia de los resultados de aquella época permitía aplacar la mayoría de las críticas.
¿Puede Bon Jovi, a pesar de sus veinte años de existencia y sus más 100 millones de discos vendidos ser considerada de forma generalizada una banda de culto? Esa pregunta, aunque pueda sonar absurda a sus incansables fans, podría resumir una gran parte de su realidad y de su eternamente cuestionada evolución como grupo. Algo que debería recobrar interés con la salida de su nuevo y noveno disco de estudio, aún cuando surgidos con esa apariencia de producto prefabricado en los 80, cuando la estética de todas las estrellas del momento se homogeneizaba y confundía en una exaltación del artificio al que luego tildarían de efímero, Bon Jovi estaba ya obligado a contestar con números 1 y conciertos de impacto a las maquinaciones de sus adversos.
Con Slippery When Wet como uno de los álbums más vendidos de la historia, prolongado con New Jersey mientras se lanzaban a la conquista del mundo, la contundencia de los resultados de aquella época permitía aplacar la mayoría de las críticas. Pero llegaron los 90, e iniciando su lección de supervivencia y adaptación, Keep The Faith (KTF) marcaría con uno de sus discos más sólidos musicalmente el inicio de un nuevo argumento que hablaba de cuánto se habían ablandado, de cómo habían sido capaces de renegar de su estilo que les privaba de seguir siendo ese mito rockero al que paradójicamente antes no se quería reconocer como tal. El argumento se lleva repitiendo desde entonces a lo largo de sus 3 siguientes publicaciones (por no mencionar This Left Feels Right, una generosa forma de evitar un recopilatorio reinventando sus canciones), y curiosamente se le ha ido añadiendo otra afirmación paralela menospreciando que siempre hayan hecho lo mismo, que sigan anclados en su estilo y que carezcan de pretensiones musicales.
Dejando a un lado la imposible tarea de conciliar ambas posturas aun cuando las dos pertenezcan al bando de sus detractores, tras KTF Bon Jovi realizó su conjunto de composiciones más personal, íntimo y serio hasta la fecha con These Days (TD), con varios cortes en que se llegaba al extremo de cuestionar todas sus creencias, poniéndose incluso metafísico al cuestionar la lógica de la existencia de un dios pasivo (Something to belive in), o de señalarle a él y a su desidia directamente en un acre reproche (Hey God). Eso se hacía entre baladas con fuerza o sumisión (This ain’t a love song / Lie to me) que promocionadas en single alargaban la popularidad del grupo en un género tan rentable como menospreciable para el frío rockero, más cuando aún resonaba la inagotable Always convertida en su single más vendido. El estereotipo se alimentaba, el otro lado de Bon Jovi quedaría para siempre en el otro lado.