De aquellos días, a “un buen día”
Con These Days aquella banda de Nueva Jersey que había surgido de los deseos autocomplacientes de la diversión directa y de simplicidad rockera había encontrado una evolución en donde podría quedarse a mostrar mucho más.
Por la larga pausa como grupo que hubo entre TD y su siguiente álbum Crush (con proyectos en solitario de sus miembros de por medio), por el cambio de dirección que se marcó en ese punto y por lo que conlleva reencontrarse tras haber despertado de su sueño de rebeldía, es aquel CD el que debería compararse siempre con los venideros, y no la agotadora referencia de un Slippery que tuvo la evidente importancia de marcar el primer paso firme tras dos discretos lanzamientos (Bon Jovi/7800º Fahrenheit). La cuestión es que con These Days aquella banda de Nueva Jersey que había surgido de los deseos autocomplacientes de la diversión directa y de simplicidad rockera había encontrado una evolución en donde podría quedarse a mostrar mucho más, pero que le dejaba en un cruce de caminos entre la ambiciosa búsqueda de personalidad o respeto, o la vuelta de tuerca al himno marca de la casa.
It’s my life es la mejor explicación sobre la opción elegida. Parte de un Crush que alternaba distintos grados de fuerza entre One Wild Night y Captain Crash, unos cuantos medios tiempos y la máxima expresión de las canciones de amor de Thank you for Loving Me, resumía el discurso que el propio Jon Bon Jovi iba repitiendo, casi sorprendiéndose a sí mismo en las entrevistas promocionales, a propósito de la extraña dirección a la que había llegado con su disco precedente, TD. Le resultaba demasiado triste, con la apariencia de obedecer a un mal momento personal lo que para el virtuoso guitarra Richie Sambora era el material con que más se identificaba.
Pero el líder de la banda quería volver a aquella diversión, a los cantos de alegría y optimismo.
Tras el 11-S, aparte de dar espacio a su nueva afición a los medios tiempos, lo que siguió fue un mayor vigor y dureza con Everyday, Undivided o Hook me up, en un disco al que daba nombre el tema Bounce y que a su vez sacaba lo mejor de su potencia anímica. Pero definitivamente las huellas de su sexto álbum se habían perdido, y estos nombres tampoco llegaron a redefinir su imagen ni cambiar un concepto generalizado que se había extendido sobre ellos.