Con o sin respeto
Con algo más de valentía a la hora de elegir los singles y la distribución de canciones, incluso con la misma discografía habrían dado una imagen muy diferente de Bon Jovi.
Y ahora llega la ocasión de tomar una nueva dirección, y en cierto sentido eso es lo que Have a Nice Day ha supuesto. No plenamente, puesto que del amalgama de canciones fruto de esa costumbre de ponderar sus tendencias y contentar a varios frentes, logrará que algunos les defiendan por lo mismo que siempre lo han hecho, y que otros los ataquen de igual forma con el apoyo de lo que la música actual ha establecido como políticamente correcto y que difiere de su visión. Ello a pesar de que John Sanks es la nueva apuesta por un productor iluminado, recordando que tras el fallecimiento de Bruce Fairbairn (Aerosmith, AC/DC y una de las célebres firmas del Slippery) y los problemas de agenda de Bob Rock discos atrás, han optado por algunos compañeros de viaje de una modernidad cuestionable, y que en su caso permite algunas composiciones con ligero aire a banda adolescente.
Iniciando aquí con una nueva descarga de energía que da nombre al disco con un mensaje cínico (que se representa gráficamente por su nueva imagen corporativa con el monigote en rojo), el Bon Jovi que en These Days describía con pesimismo y cercanía los problemas de una juventud con la que se sentía próximo, pasa ahora a ser una suerte de gurú generoso en optimismo e incluso repleto de fe en la adversidad. La recomposición de Last Man Standing, inicialmente dispuesta para ser publicada en This Left Feels Right y parte del recopilatorio de inéditos de 100.000 fans can’t be Wrong, es la que muestra más carácter y reproche, lo que antes de volver a producirla era la desnuda descripción de la industria musical de un artista dolido, se rodea ahora de un tempo acelerado, guitarras ochenteras y una energía que camufla parte de su decepción, y se envasa en el estilo deseado por los nostálgicos.
Welcome to Wherever you Are es uno de sus varios alegatos a la esperanza, en un tono que nada tiene que ver con cuando en otros tiempos hablaba de ‘mantener la fe’; Novocaine prosigue ese nuevo cambio de registro del que participan varios de sus temas para relatar el divorcio de uno de los miembros de la banda y que en sus letras menciona la relectura de su simbólica livin on a prayer que supone tal desazón. Y si en Bells of Freedom muestra algo más de mensaje y vuelve a alargar la mano en I Am, lo verdaderamente llamativo se encuentra en el corte publicado en la edición japonesa y de UK, y del que inexplicablemente priva al resto de europeos y americanos: el bonus track de Unbreakable es una inyección concentrada de adrenalina en lo que sí es a todas luces un claro cambio de estilo, hecho con la clase de quien sí tiene recursos y que vuelve a demostrar que con algo más de valentía a la hora de elegir los singles y la distribución de canciones, incluso con la misma discografía habrían dado una imagen muy diferente de Bon Jovi.
De esta forma y respondiendo a la pregunta inicial sí, es una banda de culto. Puede que no para las cambiantes modas y para una generación acostumbrada a defender lo positivo de los mediocres y lo negativo de los grandes a la que puede exculparse en base a su conocimiento estereotipado, pero poco puede hacerse al respecto salvo darles la justa respuesta. Sencillamente, que tengan un buen día.