Vuelven los británicos Anathema con su último trabajo, A Natural Disaster, grabado en los estudios Parkgate de Battle (Inglaterra) con la producción de Dan Turner y ellos mismos y con el propio Les Smith -su teclista- participando en las tareas de ingeniería sonora.
Un disco extraño pero acorde con su evolución musical y que los consolida como la banda sincera y atrevida que son, sin miedo a estereotipos ni a compulsivos fans de otro tiempo.
La brillantez de las composiciones de Danny Cavanagh se aúna catárticamente con la profundidad lírica de la voz de su hermano Vincent, proporcionando un hermoso y al tiempo desgarrador fondo para esa figura perfecta de introspección humana que son sus magníficas letras.
Encontramos furia y calma; desesperación y a la vez esperanza amagada; canciones que fluyen como diminutas vidas desde la suavidad envolvente del nacimiento hasta el grito angustioso de la oscuridad final. De eso recogen mucho Harmonium y Balance, con retazos sonoros -como casi todo su disco- de su anterior trabajo A Fine Day To Exit. La voz de Danny nos sorprende tomando el mando en Are You There? y Electricity y aporta los mayores instantes de desamparo con su fantasmal llamada hasta ahora reservada a los coros.
Closer nos acuna con su espectral e incomprensible murmuro casi humano, mostrándonos su faceta más experimental. Aunque A Natural Disaster, con la voz de Lee Douglas y un recuerdo a las formas olvidadas de Portishead, y Flying, otra vez con Danny y devolviéndonos un poco a su disco Judgement, sean los momentos que más nos marquen en la escucha total del álbum.
Tan sólo desearles a esta banda, tras la grata impresión que nos deja su nuevo trabajo, que continúen mostrándonos por mucho tiempo cómo hacer buena música y llegando al interior escondido de cada uno de nosotros para obligarnos a salir a la luz. La MTV inglesa los censuró con su anterior disco, afirmando que su single Pressure -canción que hubiera arrasado en cualquier lista de éxitos- era demasiado lenta para radiarla. Mucho miedo parece que les tienen los obtusos medios comerciales porque saben lo bien que lo hacen y no pueden consentir que un grupo con sus orígenes -el doom más oscuro de Crestfallen, Serenades (aunque fuera con otro cantante) o The Silent Enigma- que ha crecido hasta ser lo que es en la actualidad, emerja a la superficie de su inerte mundo. Tiempo al tiempo. Anathema vuelven a estar aquí. Sin cicatrices. Dispuestos a comérselo todo.