Desde hace algunos años, se ha convertido en algo habitual ver como bandas de América Latina publican sus discos en España. Aprovechando la lengua común y con la necesidad de responder al hecho migratorio, formaciones como Bersuit o Molotov y cantantes como Vicentico o Jorge Drexler han cruzado el charco para ofrecer su música con éxitos notables. El último desembarco incluye entre sus tripulantes a Babasónicos, una banda formada en Buenos Aires en 1991. Durante estos años, el grupo ha ofrecido más de 800 conciertos, ha teloneado a Depeche Mode, U2 y Jamiroquai y ha publicado ocho álbumes de estudio, el último de ellos titulado “Anoche”.

Si bien algunos pocos ya disfrutaron con la música de estos argentinos en 2004 con “Ínfame”, parece que será ahora cuando Babasónicos llegue a un público más amplio. Lo conseguirán con unas composiciones que parten del pop, con melodías de consumo fácil y digestión rápida, pero que incluyen diferentes texturas sonoras y letras bien elaboradas dominadas por una fina ironía. “Carismático” y su continuación, “Yegua”, merecen una escucha bien atenta que permita captar todos sus detalles. La seductora voz de Adrián Dargelos Rodríguez y la calidez de una guitarra acústica permiten que el oyente conecte rápidamente con temas como “Un flash”, la delicada “El colmo” o “Pobre duende”, acompañada por un coro casi psicodélico.

Sin embargo, en otras ocasiones elevan el nivel de decibelios con el uso de guitarras más contundentes y se atreven a atacar riffs poderosos, como en la inicial “Así se habla”, “Solita” o “Ciegos por el diezmo”. Asimismo, la versatilidad de estos músicos y la variedad de registros que conforman “Anoche” hacen pensar que canciones como “Falsario” o “Muñeco” pueden convertirse en una compañía perfecta para una noche de baile de fin de semana.

“Luces”, una denuncia de la arrogancia y la impostura que parece establecerse como norma en el mundo del rock, pone punto y final a un trabajo original, cercano y crítico. Esperemos que sepan sortear todas las trampas, incidiendo en experimentos y sonidos nuevos como hacen al principio de “Puesto”, y así no acaben convertidos en aquello que ahora más detestan.