“He intentado por todos los medios que no sea una continuación del anterior”. Con estas palabras presentó Fito Cabrales su último trabajo discográfico. El disco sirve para romper dos años de silencio tras la publicación del directo “Vivo... para contarlo” y ofrecer nuevas composiciones desde 2003, cuando se editó “Lo más lejos, a tu lado”. Sin embargo, a pesar de sus intenciones, el músico vasco no ha conseguido completar su objetivo, aunque ganas no le han faltado.
Para empezar, reclutó a nuevos Fitipaldis para sustituir dos piezas fundamentales de proyectos anteriores como la guitarra de José Alberto “Batiz” y la mesa de mezclas de Iñaki “Uoho” Antón. Sus fichajes más importantes han sido Carlos Raya (Sangre Azul, Quique González, M-Clan), excepcional a las seis cuerdas, que ha compartido las tareas de producción con Joe Blaney (The Clash, Prince, Keith Richards, Andrés Calamaro) quien ha conseguido que el disco suene como un cañón.
El single de presentación, de idéntico título que el disco, “Me equivocaría otra vez” y “Sobra la luz” recrean los medios tiempos que Fito ha convertido ya en una fórmula de éxito, sobre todo cuando suena el saxo de Javier Alzola. Aún así, sería injusto no reconocer su calidad, sobre todo en las letras y en la inclusión del hammond de Joserra Senperena.
Más riesgo asume este pequeño gran hombre en “Como pollo sin cabeza” de reminiscencias surferas gracias a la pedal steel de Raya, el estribillo pegadizo de “Viene y va” y la instrumental rockera “214 Sullivan Street”. Para sorpresa de los puristas, Los Fitipaldis han sacado “Deltoya” de la oscuridad en la que fue pensada por Roberto Iniesta (Extremoduro) y hacen bailar al oyente a golpe de swing, con un piano feroz en manos de Luis Prado (Señor Mostaza). Un ritmo que se contagia para culminar en “Esta noche”.
“Por la boca vive el pez” ofrece momentos de intensidad emotiva y clímax instrumental. Seguro que todas sus letras serán coreadas por un público que llenará las gradas de los recintos con más aforo de nuestro país. Y todo aunque Fito no sea Bo Diddley, le guste el blues y toque rock’n’roll.