El ultimo disco de Anathema es un disco que ya todos esperábamos. La evolución natural desde aquel ya lejano The Silent Enigma con el que el cantante y guitarrista Vincent Cavanagh empezó a cantar ha llegado ya a un punto clave, tal vez de no retorno. Las tímidas influencias pink-floydianas que asomaban en el Eternity y que poco a poco fueron asomando (sobre todo en esos discos tributo en los cuales llegaban a versionear varias canciones de los monstruos Gilmour-Waters) en los demás discos convirtiéndose en verdaderos puntales musicales en su anterior lanzamiento Judgement -David Gilmour parecía tocar la guitarra a través de los dedos de Danny Cavanagh en diversas canciones- han arropado completamente este su ultimo trabajo.
Producido naturalmente por Nick Griffith (Pink Floyd, Mansun) y grabado en Chapel, en los Windings Studios, con un ayudante tecnico de grabacion tan notable como el propio teclista Les Smith (acordémonos cuando formaba parte de los egocéntricos Cradle of Filth), Anathema se adentran en territorio inexplorado a veces, anunciado en otras.
Como todos sus discos, un gran numero de escuchas va a ser necesario para no quedarnos en la superficie de esta genialidad de modesta apariencia.
Más atmósferas, canciones mas largas y en menor numero, guitarras gilmourianas, guitarras Knopflerianas, armonías vocales entre los dos hermanos ahora mas que nunca... pero la dureza no se ha perdido. O sí. Según como la entendamos. Puede que nos encontremos con menos pesadez, con menos heavy como las hordas insaciables de fans antiguos pregonean con menosprecio a la mínima ocasión. Pero escuchamos Panic y sus guitarras y rapidez, y nos recuerda a Empty, tal vez envuelta en un extraño clima teñido de improvisación, de obra inacabada.
Looking Outside Inside es una obra maestra dividida en dos tiempos. Una crudeza cálida empieza a arroparnos en un vaivén incierto en los primeros acordes y su sucesión lenta y progresivamente va empujándonos y empujándonos hasta una brecha rítmica y sonora que como eclosión creadora nos introduce en una espiral gobernada por la expresion vocal de Vinnie y las guitarras -si, si es rock- de Danny.
Pressure, el primer single del disco y la canción con la cual se abre es angustia -"As the pressure grows and these feelings flow..."- revestida de un acompañamiento instrumental denso y un ritmo que marca inexorablemente el lento ascenso hacia el orgásmico estribillo "I don't care where you go and you won't get awaw from me... black as the night is day filled with no sympathy...", orquestado todo por unas guitarras que anónimamente van regando la cuesta y alimentando esa presión que a través de la voz de Vinnie -en algunos giros melódicos puede recordarnos al cantante de Radiohead- nos empieza a abrazar a todos en una simbiosis destructiva.
Leave no trace, como ya se ha comentado entre diversos sectores críticos, nos acerca retazos de Jeff Buckley -no vamos a molestarnos por ello- y funciona estremecedoramente bien en directo. Lo mismo podemos comentar de A fine day to exit y Temporary peace, esta vez conectándonos directamente con el universo sonoro-envolvente de los Pink Floyd más setenteros.
Es un disco para escucharlo detenidamente. Dejarse envolver por el universo expresivo sonoro-letrístico (sobrecogedoras las letras; magnificas como siempre) de Anathema y preguntarnos como aun no han conseguido llegar a un publico masivo incluso después de conquistar la totalidad de la critica internacional. Tal vez por eso, porque son demasiado buenos. O porque la gente no puede entender que en un mismo concierto se interpreten canciones como A dying wish y 2000&Gone.
Todo llegara. Esperemos. Mientras tanto continuemos disfrutando de su maravillosa música.