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The Unfinished Sympathy - entrevistas de musica
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The Unfinished Sympathy

Corredores de fondo

Un artículo de Antonio Núñez || 05 / 3 / 2007

Antes aparecían como influencias vuestras Samiam, Afghan Whigs, Seaweed, Quicksand... ¿Qué queda de eso? ¿Os seguís encontrando en una órbita cercana a esos grupos?
Sí, desde luego. Intentamos que nuestra música en cada disco sume elementos nuevos, pero sin perder ninguno. Es decir, que cada vez la paleta de colores sea más amplia. No se trata de adoptar unos colores para renunciar a otros, sino de mezclar los antiguos con los que incorporas recientemente. Los grupos que mencionas antes eran influencias más preponderantes y ahora quedan en segundo plano, pero siguen ahí. La música, cuando las has mamado desde pequeño, se te mete dentro y sigue hablando a través de ti aunque no te guste o no lo quieras. Cualquier cosa que hayamos escuchado en nuestra niñez o adolescencia y que nos haya hecho vibrar siempre saldrá a relucir en algún detalle de las canciones.

Habéis incorporado nuevos sonidos a vuestra fórmula (electro-dance, música negra, funk). ¿Se debe a nuevas influencias discográficas? ¿Cuáles?
Nos hemos fijado en un tipo de producción discográfica en el que no nos fijábamos tanto antes. Nosotros consumimos música de todo tipo, ya sea independiente o mainstream. Intentamos tratarla toda por igual, porque lo que nos interesa es la música y no sus circunstancias. Lo que sí es cierto es que antes teníamos más tendencia a fijarnos en producciones independientes, con los dogmas e idiosincrasia propios de dichas producciones, y ahora nos hemos fijado en producciones mainstream. Por ejemplo The Neptunes, que es un equipo de producción que está detrás de las cosas más modernas a la par que mainstream que se hacen hoy en día. Hemos descubierto cosas de electrónica, hip hop... y las hemos ido incorporando.

¿No os preocupa sonar más “tranquis” y que parte de vuestro público potencial se sienta traicionado?
Si fuéramos un grupo que ha cambiado su directo quizá nos lo empezaríamos a pensar, pero la verdad es que nuestros conciertos siguen siendo igual o más agresivos que siempre, y la forma que adoptan en directo algunas canciones del disco es más dura. Si te gustaba el grupo en directo a nadie va a dejar de gustarle ahora, más bien al contrario, porque lo hacemos como antes, pero hemos añadido matices y una riqueza que suman más fuerza al conjunto.

¿Te han dicho alguna vez que a veces tu voz suena como la de Phil Collins de la época “dorada” de Genesis? A veces pareces tan cabreado como sonaba él en “Land of confusion”, por ejemplo en el segundo corte de vuestro disco (“Gratitude”).
Me hace gracia que lo digas, porque siempre ha habido un poco de coña en el seno del grupo, porque en algunos dejes se me ha dicho, siempre en tono amistoso y de cachondeo, que mi voz se parece un poco a la de Phil Collins, pero no soy fan suyo, ni tampoco de Genesis. Hombre, el disco en que se incluía “Land of confusion” no estaba mal... Pero bueno, es una coincidencia.

¿Qué se siente al ser tan mimado por la prensa especializada y acabar siempre entre los mejores discos del año?
Con la prensa es un poco como cuando tienes que examinarte delante de un profesor. Si en una clase hay 30 personas y 20 son amigos tuyos, lo seguirán siendo independientemente de si suspendes o apruebas el examen. Intentamos que la música que hacemos nos haga ser amigos musicalmente de toda la gente que nos rodea, y aparte están los críticos, que se dedican a examinar tus habilidades y a evaluarte. En ese sentido, siempre nos gusta aprobar los exámenes, pero no nos quita el sueño. Lo que nos preocuparía es perder un día los 20 amigos que antes te mencionaba, y mientras eso esté en nuestras manos es algo que no sucederá.
Además, los críticos siempre nos han dicho que cada nuevo disco es una evolución respecto al anterior, y yo creo que va a seguir siendo así, porque no nos apetece hacer más de lo mismo ni tomarle el pelo a nadie.

Una vez dijiste: “Creo que lo bueno es intentar inventar algo, aunque lo que se invente sea una mierda.” ¿Sigues manteniéndolo?
Yo es que no lo entiendo. Es un tipo de grupos a los que no encuentro la gracia, parece un carnaval donde se disfrazan de otra persona, y eso no tiene ningún valor artístico. Seguramente tiene un valor cultural, porque en algún libro se dirá un día: “En el año 2007 había gente que se dedicaba a clonar a los grupos de los 60 y 70.” Es un acontecimiento que tiene un interés antropológico, pero más allá de eso dedicarse a repetir lo que alguien ya hizo anteriormente es un rollo.

¿Hay algún grupo que te entusiasme hoy en día y escuches sin parar?
Ahora hay un par de grupos yanquis jóvenes que mezclan el indie con el emo y el heavy metal, Riddle of Steel y Roma 79. Recientemente he descubierto a These Arms Are Snakes, del sello norteamericano Jade Tree, o a Black Heart Procession del sello Touch and Go. Además, los dos últimos años se está haciendo un heavy muy bueno: Mastodon o Trivium están actualizando muy bien el sonido del thrash metal de los 80 y me interesan bastante. También escucho producciones de música house ambiental de Ibiza, cosas excitantes y nuevas que me hacen disfrutar.

¿Seguís sintiendo ese gusanillo antes de saltar al escenario? ¿Los años y la experiencia no sirven de nada en ese aspecto?
Sí, desde luego, nos ponemos muy nerviosos. Nos tenemos que concentrar en el camerino antes de salir a tocar, y también vamos al lavabo un par de veces (risas). Eso no ha cambiado. Ha cambiado la seguridad o la tranquilidad con la que sales a tocar, pero no la reacción física ni emocional, los nervios propios de ponerte delante de la gente a hacer el indio.

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