El último trabajo del Duque Blanco, tras tres años de silencio desde el álbum Hours, rescata el sonido áspero y setentero del Ziggy Stardust y lo pervierte -en el mejor sentido de la palabra- con sus más que acertados escarceos (post)vanguardistas, esta vez de forma más tímida -no estamos hablando de una continuación de aquel 1.Outside. Tal vez sea esto consecuencia de su reencuentro con el productor Tony Visconti, y la participación del legendario guitarrista de The Who, Pete Townsend -en Slow Burn-; aunque no sea esta última la única colaboración que salpica el disco, podiendo encontrarnos con el cantante de Foo Fighters y ex-componente de Nirvana, Dave Grohl, y a Moby y Air en las remezclas de Sunday y A better future, en el CD extra que acompaña al disco.
La introspección letrística arropa cada una de las canciones de Heathen (pagano), en ocasiones dejando entrever un desesperado nihilismo que parece más bien ser una falta de esperanza en el moderno futuro que se nos abre/cierra -podemos observar una foto del lomo de un libro de Nietzsche, junto a otros dos de Freud y Einstein-. Desde las más lentas y ambientales Sunday (posiblemente el mejor tema) y I would be your slave hasta los desgarros guitarreros de las versiones de Pixies y Neil Young Cactus y I've been waiting for you, pasando por la electrónica de I took a trip on a Gemini spaceship y las cuerdas de la rítmica Afraid, la temática de este disco se nos desvela, aunque de una estraña manera, paralela a la del Ziggy, y aunque el aspecto vocal no es el punto fuerte de Heathen, cierta aura de misticismo, de magnetismo elegante, consigue envolvernos con cada nueva escucha. Tal vez no haya conseguido esta vez reinventarse a sí mismo, y es una pena que no vaya a realizar ninguna gira hasta que su hija cumpla tres años, pero la magia del Duque sigue atrapándonos a sus casi 56 años. Esperemos que por mucho tiempo.