La provocación ha sido siempre una baza muy importante en las actividades artísticas, la música incluida. En su debut, The Holloways intentan no pasar desapercibidos y buscan hacer ruido desde el principio. Así, ya en la primera canción del álbum (la misma que le da título), el cuarteto londinense sienta en el diván a su Gran Bretaña, una nación que definen como un barco que va a la deriva y sin remos. Es aquella una tierra de esperanza y gloria, que vive del ejemplo de la familia Beckham y el recuerdo de las borracheras de Georgie Best, aunque sus habitantes, en realidad, no dejen de ser nunca unos esclavos.
Es así como el grupo recoge el testigo del punk, una actitud con un origen tan británico como el Fish and Chips. Sin embargo, el grupo liderado por Alfie Jackson no lanza sus mensajes a través de guitarras distorsionadas ni voces gritonas al estilo Johnny Rotten (Sex Pistols). The Holloways opta por hacer pensar mientras el oyente no puede dejar de mover los pies. A todo ello ayuda la introducción de un violín (“Generator”), la construcción de himnos de pop luminoso y energético (“Dancefloor” y “Diamonds and Pearls”) y el acercamiento al ska y a la escena 2 Tone (“Fit For a Fortnight” y “Two Left Feet”).
Tras recuperar la estela crítica de The Clash y enlazar varios riffs de guitarra ásperos (“Reinvent Myself?” y “Nothing for the Kids”), el álbum también reserva momentos para sumergirse en las profundidades de los sentimientos. “Most Lonely Face”, una balada cargada de melancolía, narra una de esas historias tristes que se cuentan una y otra vez. En esta ocasión, construida a partir de la capacidad emotiva de la voz y con un acompañamiento instrumental sobrio y calculado que incluye líneas de teclado, recordamos la historia de una mujer cuyo hogar estaba en la calle y que se sentía sola a pesar de estar rodeada de hombres que la mantenían.
Aunque se eche de menos alguna mención a la familia real, “So This Is Great Britain?” tiene todos los ingredientes para generar sarpullidos en los pálidos cutis británicos. Curiosamente, para conseguirlo The Holloways han releído a los clásicos ingleses, desde los Buzzcocks, pasando por Madness y terminando en The Libertines. Si Gran Bretaña no se convierte en una nueva estrella en la bandera de los Estados Unidos, quizá sus advertencias puedan ayudar en Downing Street.