Al carismático Joey DeMaio parece que se le ha ido la pinza a la hora de registrar las nuevas y esperadas composiciones de Manowar.
Recordemos que su anterior álbum en estudio Warriors Of The World, data del 2002, con lo cual, la expectación en torno a los nuevos temas era considerable.
Al escuchar su nuevo trabajo, Gods Of War, la palabra desilusión es una de las primeras que registra nuestra mente. Desilusión porque esta grabación no aporta demasiadas novedades después de una larga espera y desilusión por un trabajo acomodado a unos parámetros, ya explotados con eficacia, pero que, por conocidos y reiterativos, dejan un poso bastante decepcionante.
Si se hubiera tratado de un grupo novato, podríamos apelar a la presión y la preocupación de hacer las cosas bien pero, tratándose de una de las grandes leyendas del heavy metal y verdaderos veteranos del género, no se comprende su conservadora posición y el nulo riesgo que han asumido.
De entrada, nos someten a una larga introducción de música clásica de alrededor de seis minutos. Y no es el único instante en el que se recurre a la pomposidad clásica.
Siguiendo una trama conceptual, a lo largo de la grabación, también introducen partes de voz que van narrando la historia, tan típicas en sus trabajos, pero que aquí se antojan excesivas.
Lo que nos queda es un álbum de composiciones grandilocuentes, al estilo que Manowar nos tiene acostumbrados últimamente, con sus coros épicos y su ritmo constante y machacón. A parte de la reiteración de estructuras, la diferencia con sus anteriores grabaciones más recientes, radica en que aquí, la guitarra ocupa en segundo plano, dejando el protagonismo a la sección rítmica y a la voz narradora. En este apartado, hay que reconocer que la fuerza que destila el bajo es uno de los aspectos más interesantes del álbum, el problema es que no está respaldado por un contenido novedoso.
Karl Logan, ha tenido que sucumbir ante el liderazgo de DeMaio, su aporte es practicamente de apoyo, con algunas esporádicas ejecuciones solistas, que tampoco son desequilibrantes en el concepto global del álbum.
En cuanto a Eric Adams, sigue en su misma línea, su voz mantiene la vitalidad habitual, nada que objetar, no es un problema individual, es un problema genérico, de sustancia, de buscar alternativas dentro de unos parámetros que han reportado a al grupo una legión de seguidores en todo el mundo pero que en esta ocasión saben a poco.
En definitiva, en vez de imaginar a los dioses en guerra, la sensación que deja, es la de una gran oda a los dioses en su camino al más allá. Más que energía guerrera, lo que encontramos es un agobiante recorrido por el valhalla.
Gods Of War, posiblemente, contentará a sus seguidores habituales porque contiene los mismos ingredientes con los que alcanzaron la cúspide de su fama, pero a muchos les resultarán indigestos por repetitivos.