Trent Reznor es un genio. Eso nadie lo pone en duda. Dieciocho años de carrera a sus espaldas (contando desde la edición de su primer disco en 1989) le han permitido como NIN traer a este mundo cinco discos de estudio, tres de remixes, tres recopilaciones en video de sus giras (en las cuales se suele colgar carteles de “No hay entradas”) e infinidad de singles, todo ello sin contar todas las producciones que ha realizado como Trent Reznor y las colaboraciones para cine. Con su último disco, “With Teeth”, extraoficialmente un retrato de su agónica experiencia con el alcohol y las drogas, se levantaron ya voces precognizando su fin, su total e inexorable derrumbe artístico e inspiracional. Duros comentarios que no hicieron mella en Reznor, como nunca lo han hecho en todas aquellas figuras que rozan la genialidad y que obra tras obra se ven convertidas en objetivos de las mentes poco pensantes que se aferran al inmovilismo del arte. Y ahora es cuando llega “Year Zero”. El fin del mundo. La culminación. Pocos artistas pueden permitirse filtrar canciones de su nuevo trabajo a sus fans varios meses antes de su publicación sabiendo a ciencia cierta que éstos van a comprar de igual manera el disco original. O crear un concepto para el nuevo álbum que trasciende lo musical y se extiende como un virus en todas las dimensiones imaginables. Eso es lo que ha hecho Trent Reznor con “Year Zero”. A través de mensajes cifrados en las camisetas oficiales de la gira Beside You In Time y diálogos aparentemente sin sentido reproducidos al inicio de sus conciertos; creando páginas web que tratan de parecer reales y que nos enfrentan a una visión futura de nuestro mundo de una crudeza inimaginable (www.iamtryingtobelieve.com, www.anotherversionofthetruth.com, www.bethehammer.net, www.thepriceoftreason.net, www.opensourceresistance.net); insertando imágenes fantasmales en el espectro de audio de sus canciones en forma de ruido... Todo eso y mucho más. “Year Zero” es el primer disco conceptual de Trent Reznor donde aparta a un lado después de dieciocho años todo su transfondo personal y autosufrimiento (todos sus fans neogóticos depresivos se quedarán sin su dosis de autolamentaciones) para abordar una despiada crítica en todas sus vertientes al actual panorama mundial y sobretodo al norteamericano y su política.
En el plano musical, Reznor ha conseguido dar otra vuelta de tuerca a su música. No hay termino medio aquí. Sus fans van a amarlo incondicionalmente o a repudiarlo hasta no recordar ni su nombre. Se trata de un disco donde sus raíces más industriales han salido a flote y el rock duro ha sido apartado a un segundo plano. Tiempos medios en su casi totalidad (obviemos la rítmica del single “Survivalism”); juegos inéditos con su voz hasta llevarla a registros que la hacen irreconocible (“Capitol G”, “Survivalism”, “The Great Destroyer”, “Me, I'm Not”, “Vessel”) manteniendo al mismo tiempo una gran carga melódica en todo momento (“The Beginning of the End”, “The Good Soldier”, “In This Twilight”); uso de la distorsión rítmica y de la electrónica sintetizada más pura y desgarradora (el final de “The Great Destroyer” es alucinante, “Zero Sum” deliciosamente sobrecogedora, con un piano a lo Right Where It Belongs, “The Warning”, “In This Twilight” y “Vessel” nos acercan la lenta y pura lírica de los sonidos más industriales)... Trent Reznor vuelve a resurgir de sus cenizas con un disco que se convierte en la apuesta más arriesgada y a la vez más ambiciosa de toda su carrera. Su borrón y cuenta nueva. Su verdadero Año Cero.