Que Scorpions nunca podrán alcanzar el masivo éxito que tuvieron en la década de los 80 es algo tan tangible como el inexorable paso del tiempo y el consiguiente cambio generacional que suele incidir en las preferencias de la juventud.
Evidentemente, tampoco son unos jóvenes rebeldes ansiosos por mostrar su valía. Ya demostraron en el pasado unas cualidades que les convirtieron en la banda alemana de heavy más importante de la historia.
Por lo tanto, en la actualidad sólo les queda seguir componiendo como se les antoje, pero siempre teniendo en cuenta un presente que les condiciona y por el que deben buscar caminos bastante convencionales.
Humanity Hour 1 mantiene las características sonoras con las que han convivido durante sus últimos años. Por un lado nos entregan algunos cortes que desprenden aquel “magnetismo animal” que poseían en sus tiempos de esplendor, pero lo hacen en mínimas dosis, sin arriesgar más de lo debido. Luego están los momentos de melodías pegadizas, con sus reconocidos estribillos y sus partes de energía guitarrera, pero siempre encorsetados en un aburguesamiento en el que parecen sentirse cómodos. Finalmente, nos encontramos con las inevitables baladas inherentes a su trayectoria. A veces más melosas, en otros momentos con crescendos rítmicos, pero siempre marcando unas pautas establecidas hace ya muchas lunas.
Y es que los Scorpions del siglo XXI, tienen su sonido tan definido que por mucho que busquen salidas alternativas, siempre vuelven a su clasicismo estructural. Son mucho años de carrera y cuesta encontrar ideas para mantener una propuesta fresca en una actualidad donde los sonidos más modernos están en otra dimensión.
Lo que queda claro es que Humanity Hour 1 es una grabación para los fans de los Scorpions más armoniosos. Aquí poco queda de la explosiva dinamita que contenían álbumes como Blackout o Love At First Sting. La picada actual de los alemanes es mucho más moderada. Más cercana de quienes han ido eliminado decibelios de sus oídos a medida que han pasado los años.
PERO: Sobran convencionalismos y falta más riesgo