Dark Passion Play, por lo motivos ya de sobras conocidos, marca un punto y seguido en la trayectoria de Nightwish. Obviamente, se realizarán todo tipo de comparaciones entre Tarja Turunen y Anette Olzon. Pero lo cierto es que, mientras una es el pasado la otra es el presente y hay que saber aceptar las nuevas circunstancias.
Anette, cuenta con un registro más terrenal, por decirlo de alguna manera, aunque en ocasiones cante como los Angeles. Su tono es más agudo que el de Tarja y está distanciado de las influencias operísticas. Además, sus versátiles atributos vocales posibilitan ciertas variaciones que enriquecen la grabación.
El álbum arranca con The Poet And The Pendulum, una composición de alrededor de 14 minutos, durante los cuales se disfruta de una serie de giros rítmicos que no desentonarían en una banda sonora. De esta forma, podemos escuchar un riff de guitarra arrasador junto a impactantes orquestaciones, diversos instrumentos de cuerda, la dulce voz de Anette aplacando la ira de los dioses y una agresiva aparición vocal de Marco Hietala.
Fieles a sus principios, han conseguido un equilibrio entre energía y elegancia, cubriendo un amplio espectro de sensaciones envueltas en diversas capas que pueden mutar, en un instante, desde la tormenta sónica al minimalismo. Y es que, Dark Passion Play, nos sumerge en pasajes majestuosos cuya onda expansiva inunda los sentidos y se mezcla con algún que otro pliegue melancólico.
Mantienen intacta su capacidad para crear letras que encajan a la perfección en la instrumentación y se transforman en estribillos de enganche inmediato, como en los casos de Bye Bye Beautiful, For The Heart I Once Had o 7 Days To The Wolves, pero siempre aportando las necesarias dosis de aditamentos energéticos.
También dominan a la perfección los riffs de alto poder erosivo, capaces de incrustarse en los complejos entramados con absorbente efectividad. Si hablamos de agresividad es inevitable mencionar Master Passion Greed, posiblemente, de lo más salvaje que hayan compuesto, con un perfil que ronda las fronteras del metal más contundente. Y si nos trasladamos el otro extremo, están composiciones intimistas como Eva y Meaddows Of Heaven, para el exclusivo lucimiento de Anette.
Un trabajo completo, marcado por profundos contrastes donde igual aparecen connotaciones orientales como en Sahara, que nos trasladan a las mismas raíces del folclore irlandés y finés, en el caso de The Islander y Last Of The Wilds.
Por lo demás, impecable producción con la presencia de Pip Williams; una estancia en los famosos estudios Abbey Road de Londres; la intervención de la London Session Orchestra y de la Metro Voice Choir y la colaboración de James Shearman, quien ha realizado las orquestaciones de las películas de Harry Potter.
Dark Passion Play, es otro paso hacia delante del grupo finlandés, cuyos componentes han demostrado saber sobreponerse a circunstancias complicadas sin bajar su nivel de creatividad.