Vuelve el genio de Minneápolis ya del todo libre de sus cadenas con la Warner y recuperando al fin su nombre original. Y todo esto se percibe ahora en su música. Este es el verdadero Prince. Nos encontramos ante un álbum donde se combinan las dos vertientes sonoras que componen la lucha interna de este músico. Su parte más jazzística salpica con su halo la mayor parte del disco, y si escuchamos The rainbow children podemos rendirnos completamente a este Prince, que al mismo tiempo nos rescata una guitarra eléctrica durísima que también deja asomar en Digital garden.
Aún así su otra cara funky no queda apartada, todo lo contrario. Asoma en multitud de cortes de una manera menos tensa que antaño, más natural (The work pt. 1). Sin dejarnos a un lado ese lado más amable y tranquilo que sobrevuela otras canciones de forma instrumental a veces (The sensual everafter) o vocal en otras (Mellow).
Y como regalo dos muestras de lo que verdaderamente puede llegar a ser escuchar a Prince en directo (The everlasting now y Last december).La vuelta del mito. Más variado que nunca. Y para quedarse.