A sus 67 años, Ringo Starr -o Richard Starkey, su nombre real y con el cual firma sus composiciones- vuelve al camino marcado por los grandes sellos discográficos con Liverpool 8. Como batería de The Beatles, el pique creativo entre John Lennon y Paul McCartney sólo le permitió grabar dos canciones propias (“Don’t Pass Me By” del llamado White Album y “Octopus’s Garden” de Abbey Road). Tampoco se ha mostrado muy prolífico durante su carrera en solitario y sus grandes éxitos, como “Photograph” o “Snookeroo”, han sido fruto de diversas colaboraciones (George Harrison) o préstamos artísticos (Elton John y Bernie Taupin).
El álbum presenta una docena de canciones escritas por viejos conocidos de Ringo. Músicos como Mark Hudson, Steve Dudas y Gary Burr tienen centenares de partituras a sus espaldas. En esta ocasión, han trabajado bajo la atenta mirada del batería, quien ha querido participar en todo el proceso creativo. David A. Stewart (Eurythmics) ha sido el productor encargado, tras algún conflicto con Hudson, de pulir el sonido del álbum, siempre al gusto de las radiofórmulas.
Inaugura el repertorio “Liverpool 8”, el homenaje grandilocuente, con arreglos de orquestra incluidos, que Starr rinde a su ciudad y que también sirve como ejercicio autobiográfico. “Think About You” destaca por la crudeza de una guitarra parlanchina, en manos de Dudas, que también se permite una incursión en la psicodelia. Ese mismo terreno espacial pisa “Gone Are The Days”, con un inicio en forma de mantra como los que recitaba el Maharishi Mahesh Yogi a The Beatles hace unas décadas.
En parámetros más convencionales, dentro de los estándares del pop, se encuentran canciones como “For Love”, “Give It a Try”, cuyo vídeo debería ser filmado en una playa caribeña y con unos músicos ataviados con camisas hawaianas, y “Tuff Love”, un medio tiempo que discurre entre juegos vocales. Todos estos temas, como ya anticipan sus títulos, han sido ideados como odas al amor. Está claro que aquel “Peace & Love” de los sesenta dejó huella en Ringo Starr.
El músico británico ha decidido arriesgar poco, aunque se interne en el rockabilly y el jazz ligero en “Harry’s Song” y en la música latina en la esperpéntica “Pasodobles”. Eso sí, deja para el final “R U Ready”, una nueva incursión en la música country, que sirve para dejar un buen sabor de boca y recordar aquel Beaucoups of Blues que grabó en Nashville en 1970.