La sangre del desierto corre por las venas de Lonna Kelley, tras haber pasado sus primeros años de vida residiendo entre Arizona, Oklahoma y Texas. Tras una breve estancia en Seattle terminaría por establecerse definitivamente en Arizona, y ya a la temprana edad de 13 años comenzaría a componer unas canciones que en 2005 verían la luz en territorio americano gracias a una limitadísima edición. Sin embargo, no quedarían olvidadas: Fernando Vacas, del sello cordobés Eureka (y también líder de Flow), ha puesto en circulación una reedición del debut de esta cantante, y esperemos que la mayor difusión que le ofrece esta segunda oportunidad haga que más gente la conozca y disfrute de su música, sobre todo ahora que ya está ultimando el que será su siguiente disco.
Broken hearted lover, como ha sido rebautizado este álbum, nos ofrece ocho composiciones pausadas y áridas que nos trasladan al mismísimo corazón del desierto norteamericano. La voz de Lonna Kelley adquiere un protagonismo casi absoluto, y su hechizo nos mantiene en vilo durante los 35 minutos de duración total de la grabación. Una vez que abre la boca en I should have known resulta imposible detener el reproductor hasta que no han perecido las últimas notas de Whose side, corte que cierra el disco.
Dentro del saco de referencias que debemos nombrar para entender el tipo de música que practica esta joven hay que echar mano de figuras indiscutibles del nuevo country alternativo como Howe Gelb (de Giant Sand) –a quien ha teloneado durante una de sus giras, y quien está produciendo su nuevo material–, Calexico, Lambchop, Beth Orton... pero principalmente hay que mentar a Mazzy Star, ya que la voz de Lonna Kelley recuerda poderosamente el modo de vocalizar de Hope Sandoval, cantante de aquéllos. Es una voz aparentemente desganada, lánguida, que más que elevarse sobre las canciones parece arrastrarse con ellas, como si ya estuviera derrotada por los avatares de su existencia. Una voz, en fin, perfecta para el tipo de música desértica que practica la muchacha.
Estamos ante la segunda oportunidad de descubrir a una cantante que transmite a la perfección con sus letras y su voz todos esos sueños y amores frustrados que ha ido dejando atrás (el título, ese amante con el corazón roto, lo dice todo), esas esperanzas que un día acabaron perdiéndose como lágrimas en la lluvia. Pero claro, en el desierto no abunda la lluvia, así que lo que nos ofrece este disco en polvo, arena y un sol de justicia que al final, tras la derrota, acaban haciéndote más fuerte. Un debut impresionante, en definitiva.