Vuelve la mastodóntica figura de Lenny Kravitz después de casi cuatro años desde su último trabajo para sembrar la confusión y el desconcierto. “It is Time for a Love Revolution” es un título para un disco que, en estos tiempos que corren, resulta políticamente incorrecto, casi lascivo. Un álbum donde el poder del amor es idolatrado y donde no hay espacio para la negatividad y el odio en nuestras vidas. Y todo este mensaje acompañado de una magnífica banda sonora que nos transporta elegantemente a la época donde más alto llegó a gritarse este mensaje al mundo. Lenny ha vuelto a las andadas y ha realizado el mejor disco de su carrera rellenándolo de las influencias musicales que más adora (cosa por la cual se le ha criticado siempre desde aquellas voces que lo consideran un plagio). Sesentero y setentero hasta la médula, It is Time for a Love Revolution constituye casi un Greatest Hits de la trayectoria musical de este multinstrumentista (interpreta casi todos los instrumentos, además de ser el arreglista y productor). Eso sí, con canciones completamente nuevas, y recordándonos fundamentalmente el estilo de sus tres primeros álbums.
Encontramos influencias de todo tipo. Desde Led Zeppelin en Bring it On (sobre todo en la voz), un bonito medio tiempo con un fabuloso acompañamiento de sitar, e If You Want It (esta vez en su época menos bluesera, con un acertado órgano y las típicas cuerdas que podíamos escuchar en la mayoría de sus canciones, aunque ésta acaba muy a lo Black Sabbath) hasta The Beatles en Good Morning -excitante distorsión en las guitarras y buen fondo de cuerdas- y Back To Vietnam (¿el Back in the USSR de Lenny Kravitz? Probablemente).
Una buena parte del material -estamos ante catorce cortes, nada más y nada menos- , la más tranquila, la componen baladas y medios tiempos como This Moment is All There y A New Door (ambas al estilo más melódico de Prince), así como I'll be waiting -con piano y cuerdas-, I Love the Rain y I Want to Go Home, con unos preciosos coros y un delicioso final en el que Kravitz susurra prácticamente las palabras.
Mucha más energía nos trae Love Revolution, una auténtica declaración de principios con una seca base rítmica modulada por la batería y las guitarras y una voz saturada de reverb sobrevolando y predicando el amor sin condiciones.
Como no podría ser de otra manera también hay espacio para ritmos más bailables con el pseudo funky de Love Love Love -aunque el riff de las guitarras acaba resultando un poco monótono- y Will You Marry Me, o el homenaje a los ritmos más discos con Dancin' Till Dawn.
A Long and Sad Goodbye requiere una mención aparte, hablándonos de su padre muerto y acompañado de un piano y unos coros que nos llevan a recordar el inicio de Bohemian Raphsody si hubiera sido compuesta por los Stones.