Si por algo se ha caracterizado la trayectoria de The Mars Volta desde su debut es por la extrema complejidad de sus composiciones, que ha ido en aumento con cada nuevo disco.
El estilo de la banda liderada por Omar Rodríguez López y Cedric Bixler Zavala pasa por ser una amalgama de géneros musicales que van desde el rock y el hardcore más crudos a la electrónica, el jazz, el dub, la salsa y la música latina más variada. Sus canciones van filtrando y mezclando cada uno de estos elementos en partes más o menos diferenciadas que podrían pasar por temas propios si el título de la canción en cuestión no nos dejara bien claro que ese conjunto de partes engarzadas y conectadas entre sí forman una misma y única composición. Nada de esto se ha perdido en The Bedlam In Goliath, su nuevo trabajo. Nos encontramos aquí con el mismo placer por el virtuosismo instrumental, con esos imprevistos cambios de ritmo que nos descolocan por completo, con ese toque funk marca de la casa, y con esos geniales riffs de guitarra de Omar, acompañados de nuevo por la Fender de John Frusciante (Red Hot Chili Peppers), convertido ya en colaborador habitual.
Sin embargo, llama la atención que en esta ocasión hayan decidido relegar a un segundo plano aquellos momentos atmosféricos y de tranquilidad en los que tan bien se desenvolvían para exprimir sus partes más fuertes y metálicas. Aunque aun así, lo más interesante de este nuevo álbum es sin duda la historia que nos cuenta, y es que, según Omar y Cedric, las letras del disco han sido susurradas por un demonio. Al parecer durante un viaje a Jerusalén en 2005, Omar compró una antigua tabla de ouija parlante como regalo para Cedric. Charlar con la tabla se convirtió para ellos en una adicción similar a la droga y decidieron bautizarla como The Soothsayer, algo así como “la que habla y calma”. La ouija se autodescribió como un ser compuesto por una legión de tres espíritus llamada Goliath. La tabla empezó a revelarles historias, nombres, lugares e incluso a hacerles peticiones, llegándoles a decir que se oponía totalmente a la realización del disco y a que las frases de sus revelaciones aparecieran reflejadas en él. Es por esta particular historia que Omar y Cedric se han referido al CD como “el disco que no quería nacer”. Algo que nos lleva ni más ni menos a que estamos ante el relato de una oujia contado en primera persona, siendo The Mars Volta los mediadores musicales de este demonio autobautizado Goliath.
No sabemos si la historia es parte o no del delirio personal de sus autores, si es algo verídico (o como mínimo, que ellos creen que lo es) o una estrategia publicitaria sin más. Lo que está claro es que estos dos tipos, al igual que su música, son únicos en su especie.