Todos conocemos series cuyo encanto reside en la fuerza del personaje principal. Un protagonista carismático, atípico y que eclipse la pantalla. New Girl no es diferente en eso, ya que su plato fuerte es sin duda Zooey Deschanel (conocida por papeles como el de Summer en 500 días juntos), que derrocha encanto y dulzura en todos sus planos hasta el punto de ser conocida incluso antes de estrenarse como “la serie de Zooey Deschanel”.
La premisa es muy sencilla: Jess (Zooey) ha descubierto en primera persona que su novio le ha sido infiel. Necesita un nuevo apartamento y acaba compartiendo piso con tres hombres: Nick Miller (interpretado por Jake Johnson), sarcástico, bromista y algo negativo, que acaba de ser abandonado por su novia Caroline y que en próximos episodios comenzará a experimentar una tensión sexual no resuelta con la protagonista; Schmidt (Max Greenfield), hombre de éxito atractivo y superficial al que vemos quitarse la camiseta sin motivo aparente en varios momentos del capítulo piloto y que comparte ciertos atributos con el personaje de Monica en Friends, y, por último, Coach (Damon Wayans Jr), ex atleta incapaz de comprender a las mujeres y que parece vivir siempre alterado y con una sorprendente obsesión por dar órdenes. En el segundo capítulo de la serie este personaje desaparece y es sustituido por Winston (Lamorne Morris), debido a que Damon Wayans Jr tuvo que abandonar la serie por otros proyectos, siendo el de Winston –en mi opinión- el más flojo de los cuatro protagonistas.
Teniendo en cuenta que Jess advierte en los primeros minutos que trabaja como profesora (lo que conllevará a llenar la casa de materiales para hacer manualidades) y que le encanta cantarse a sí misma en cualquier tipo de situación, podemos imaginar que su convivencia con los chicos traerá consigo una gran cantidad de momentos cómicos y divertidos. Y es que, como en la mayoría de las sitcom, los tres compañeros masculinos en el fondo son unos críos de treinta años que verán cómo su vida da un vuelco con la llegada de esta nueva compañía femenina. Con unas cuantas referencias frikis y numerosos gags verbales y visuales, el episodio piloto finaliza en lo que al espectador le parece un suspiro dejando un buen sabor de boca tras su visionado.
¿El principal problema? Al no existir apenas tramas horizontales que enganchen a los espectadores para que deseen ver cuanto antes el capítulo siguiente, es fácil que la fórmula del éxito se termine agotando demasiado pronto. Hay buenos personajes (incluso Winston acaba cuajando, aunque sea el menos relevante de ellos) que mantienen el interés hasta su segunda temporada, pero los guionistas deberán apañárselas bien para que en un futuro no resulte una serie demasiado repetitiva o con capítulos de relleno.
En definitiva, ¿resulta el piloto de New Girl una propuesta original e innovadora? Seguramente no. ¿A pesar de eso, funciona? Pues sí, funciona. Aunque no se trate de una sitcom fuera de lo común, cumple a la perfección la labor de divertir y entretener basando sus puntos fuertes en unos personajes a los que es imposible no coger cariño y reír a carcajadas con sus ocurrencias. Y cómo no, gracias a la siempre encantadora y con una voz inusualmente grave Zooey Deschanel.