Érase una vez... un bosque encantado repleto de todos los personajes clásicos que conocemos (o que creemos conocer). Hasta que, un buen día, se vieron atrapados en un lugar donde les habían arrebatado sus finales felices. Nuestro mundo.
Esta es la premisa de la que parten Adam Horowitz y Edward Kitsis (guionistas también de la archiconocida Lost) para crear la serie Once Upon a Time. Los personajes más famosos de los cuentos de hadas con los que todos hemos crecido conviven juntos en el Bosque Encantado y celebran el enlace de Blancanieves (Ginnifer Goodwin) y su Príncipe (Joshua Dallas), por lo que ya podemos imaginar que sus historias y vivencias estarán relacionadas las unas con las otras y lo que eso conlleva: añadir ciertos cambios a unos cuentos que quizás ya no nos resulten tan familiares como creíamos.
Para empezar, será la Malvada Reina (interpretada por Lana Parrilla) la que, por obra de una maldición, envíe a todos los personajes a nuestro mundo para que ninguno pueda disfrutar de su final feliz y pierdan todos los recuerdos acerca de sus verdaderas identidades. ¿El lugar escogido? Un pueblecito llamado Storybrooke sobre el que la alcaldesa tiene control absoluto y donde parece no avanzar el tiempo, ya que las manecillas del viejo reloj de la plaza están intactas. Pero es que, 28 años antes, la hija recién nacida de Blancanieves y el Príncipe Encantador fue elegida para romper la maldición y, llegado el momento, devolver los recuerdos a todos los personajes que esperan encontrar la felicidad que les fue arrebatada.
Aunque en el capítulo piloto la historia gira alrededor de la ya nombrada Blancanieves, a lo largo de la serie cada capítulo narrará a modo de flashback el origen del resto de personajes (otro guiño que recuerda inevitablemente a Lost). Siendo así, no parece tan extraño que el psicólogo del pueblo sea en realidad Pepito Grillo o que la Bestia no tenga precisamente un aspecto monstruoso pero sí que necesite a su Bella para volver a sentirse humano.
Si bien los efectos especiales están bastante cuidados en este primer episodio (sin llegar a ser espectaculares) en el resto de la serie no son precisamente su punto fuerte. Y aún así, aunque en un principio se comienza a ver por puro entretenimiento o curiosidad, las historias no tardan en enganchar de mala manera al espectador ofreciendo relatos cada vez más sorprendentes y entrelazando cuentos clásicos no tan conocidos (como el de Rumpelstiltskin, al que se encarga de dar vida Robert Carlyle, siendo uno de los personajes más logrados de la serie) con los de toda la vida hasta que todos los elementos parecen encajar como si de un puzzle se tratase. Claro que todo rompecabezas tiene sus fallos, y Once Upon a Time no es una excepción… cabe recordar el desliz del capítulo piloto en el que Blancanieves afirmaba que su madrastra envenenó una manzana porque la veía más hermosa que ella cuando, unos cuantos episodios después, descubriremos que no fue ése el motivo de su odio, ni mucho menos de sus deseos de verla muerta.
Rompecabezas aparte, sin duda se trata de una serie tremendamente adictiva que, por el momento, mantiene la atención del espectador tanto en las tramas de los cuentos como en las que conciernen a los personajes dentro de nuestro mundo. Y es que cualquiera que aún se sienta un poco niño querrá disfrutar de esta revisión de las clásicas historias que comenzaban diciendo eso de “Érase una vez”… Eso sí, sugiero que no pierdan el tiempo, que lo hagan cuanto antes. Al fin y al cabo, las manecillas del reloj ya han comenzado a moverse...
