Vencieron… al final. La desesperada lucha por un formato propio que históricamente ha librado Sony (con cadáveres en el camino de la talla de Beta, Minidisc o UMD) se anotó una victoria cuando el HD-DVD se retiró de la puja por la sucesión de DVD, dejando un puesto en solitario que no admitía más competencia, pero tampoco iba a dar grandes momentos de gloria.
Así, lejos del vigor que alcanzó el DVD -y del que Sony fue cómplice con la introducción de la segunda Playstation- el Blu-Ray se encontró con dos poderosos problemas: la falta de incentivos reales para gran parte de la audiencia que sí significó el DVD en su momento (dando pie a adquirir y coleccionar clásicos con la excusa de su salto de calidad), el escaso recorrido que el mercado iba a permitir a un nuevo sistema (ante la pujanza de los sistemas puramente digitales, cada día con mayor repercusión).
En su último balance, Sony, en momentos bajos como atestigua su retirada del mercado de sus ordenadores (la marca VAIO fue vendida a un fondo de inversión) o su repliegue en el de televisores (donde se han especializado en la gama alta), ha tenido que hacer sitio para una nueva desdicha: el Blu-Ray cae, y lo hace más y más pronto de lo esperado.
De esta manera, apenas 3 años después de experimentar un notable incremento del 35% en las ventas, “la demanda por los soportes físicos se está contrayendo más rápido de lo esperado”. Y pese a que su uso en consolas -por ejemplo- todavía le augura margen, es cuestión de tiempo que los mayores anchos de banda lo condenen a un uso marginal. ¿Sucederá también más pronto de lo previsto?