Gráficamente el juego no es una maravilla, con un modelado de personajes muy mejorable y unos escenarios que cumplen pero no sorprenden. Además, los tiempos de carga entre una prueba y otra son un poco más largos de lo que deberían ser, haciendo un poco pesada la espera… Aunque siempre aparecerá un mono en la pantalla de carga que nos intentará amenizar esos ratos. Y he dicho intentará, porque al final puede que acabemos odiándolo, preguntándonos qué función tiene ahí dando volteretas y palmas con los pies. Incluso estará presente en todas y cada una de los deportes que practiquemos animando al público de las gradas.
Los desarrolladores han querido dar profundidad al título con la creación de un modo carrera. En él, lo primero que se nos pedirá es que creemos a nuestro deportista, eligiendo el sexo, la raza y con la posibilidad de modificarle las facciones de la cara con detenimiento, un editor del estilo al que ya hemos podido ver en la creación de personajes de otros juegos. Una vez creado, nos darán una serie de puntos para que mejoremos sus habilidades, al igual que harán cada vez que terminemos una prueba. Lo malo es que la profundidad acaba ahí, puede que al cabo de un tiempo empecemos a notar dichas mejoras, pero no aportan mucha diversión, incluso es posible que se nos acabe haciendo tedioso la rutina de repartir nada menos que 100 puntos al acabar cada deporte.
Los amantes de los juegos dedicados a juegos olímpicos lo disfrutarán durante un tiempo, pero la ausencia de cualquier tipo de compatibilidad online (habría estado bien al menos poder subir tus records a una tabla mundial para compararlos con tus amigos) le acortan su esperanza de vida y como mucho al cabo de unos días, lo tendremos acumulando polvo en una estantería de nuestra habitación. Sólo recomendado para aquellos a los que les guste disfrutar de toda la oferta de títulos de este género, porque hay opciones más interesantes entre las que elegir en el mercado, además de contar con licencia oficial.