Mercenarios ofreció libertad, multitud de armas, vehículos y un millón de posibilidades de hacer el cafre trabajando para múltiples bandos mientras nos enriquecíamos sin miramientos. ¿El argumento? ¿alguien se acuerda? De aquel gran título de acción quedo marcada su diversión, algo que en Pandemic han tratado de mantener en esta segunda entrega.
Dejando muy lejos las inhóspitas tierras de Corea del norte, en esta ocasión visitaremos un cálido país como Venezuela, atraídos por las promesas de dinero fácil de un dictador sin escrúpulos. Engañados por el mequetrefe y con un disparo humillante en el trasero como recuerdo, comenzaremos a planear nuestra venganza, empezando un largo camino de muerte y destrucción.
Nada más comenzar, tendremos que ponernos manos a la obra para conquistar una base que nos sirva como centro de operaciones, ya que pronto nos daremos cuenta de que llegar al final de todo este asunto no va a resultar nada fácil, y sobre todo no va a resultar nada barato.
En tierra peligrosa
Acabar con el dictador venezolano es solo una parte del embrollo en que se ha convertido el país. Numerosas facciones pelean constantemente por su control y por conseguir acaparar cada gota del petróleo disponible, por lo que todo el territorio está plagado de militares, guerrilleros, paramilitares y soldados de las corporaciones petrolíferas, cada uno defendiendo sus propios intereses por la fuerza de las armas.
En un territorio tan hostil ser mercenario es una oportunidad y como tal no tendremos reparos en aceptar misiones de cualquier bando siempre que sean bien recompensadas. Esta peculiar forma de enriquecernos y avanzar en Mercenarios 2 también tiene algunos inconvenientes, ya que resulta imposible tener a todos contentos debido a los conflictos de intereses que pueden surgir si una misión daña los intereses de otra facción o grupo.
Para estos casos nada mejor que un buen soborno para que sean amigos de nuevo, sobre todo si creemos que pueda ser interesante de cara al armamento que nos venden, disponiendo de diferentes vehículos, armas o ataques dependiendo de quién nos los proporcione.
Cuanto más avancemos en las alianzas con las distintas facciones tendremos acceso a un arsenal más potente, desde armas convencionales o vehículos ligeros como jeeps armados, hasta tanques, camiones blindados, helicópteros o ataques de artillería, bombardeos, bombas inteligentes, etcétera. El arsenal es tan amplio como variado.
Afortunadamente, casi todo lo que se puede comprar también se puede robar aunque pueda resultar un poco peligroso en el caso de tanques u otros vehículos armados: obviamente nos estarán disparando mientras nos acercamos a ellos, pero de esta forma tendremos acceso a helicópteros (gracias al gancho) o vehículos blindados muy útiles en medio de los habituales “fregaos” que se montan en Mercenarios 2.
Si no nos queda más remedio que rascarnos el bolsillo, tendremos que tener en cuenta dos factores: el dinero y el combustible necesario a la hora de comprar vehículos. Para conseguirlo tendremos que realizar misiones, y buscar por todo el escenario los montones de dinero, depósitos de gasolina o de armas que nos permitan acceder a más ataques. Ya solo queda lanzar una granada de humo para que nuestro helicóptero venga a recogerlo, siendo necesario limpiar la zona de cualquier clase de armamento antiaéreo si se trata de una zona caliente.