Resulta especialmente molesto que un jugador que conozca lo justo para adentrase en una de estas entregas se vea obligado a abandonar por puro tedio, por no conocer a los personajes lo suficiente y no empatizar con ninguno de ellos, sin motivaciones y argumentos capaces de llenar al recién llegado. La experiencia es bastante monótona, ya que si no se están superando diferentes minijuegos nos encontramos dando bofetones en fases de lucha con distintas reglas y condiciones para avanzar en la aventura.
El toque RPG se hace visible en la personalización de los caracteres, en la recolección de objetos de la serie y diferentes técnicas y en la subida de experiencia de los personajes protagonistas. Completar diferentes misiones en determinado orden será lo más complejo que hagamos una vez jugadas varias horas de aventura. Y poco más.
El segundo modo de juego principal es el inevitable modo historia o “aventura del héroe”, en el cual jugaremos, una vez más, los episodios más memorables de Naruto, desde los inicios del manga hasta la etapa del “rescate de Sasuke”, que comprende el último tercio de la serie. El sistema de este modo es aún más lineal que el anterior, ya que aquí avanzamos por capítulos cerrados con pocas condiciones para superarlos, siendo el enfrentamiento y las batallas el pan de cada día en esta opción de aventura.
El resto es de sobra conocido por todo buen amante del género de lucha: modo duelo, modo entrenamiento, minijuegos que van ampliándose una vez se superan misiones… como se puede ver, nada del otro mundo.
Para los maniáticos de las especificaciones diremos que las músicas no pasan de resultonas, que el doblaje americano corresponde a las voces yankis y que el control no es todo lo exacto y fiable que podría ser. Males menores para un planteamiento que en ningún momento pretende ser más que lo que ofrece, un capítulo olvidable dentro de la larga franquicia sacacuartos del catálogo protagonizado por Naruto y compañía.