Amenaza a la temporada navideña un juego de acción desarrollado por la propia Nintendo, que está llamado a ser la sorpresa del catálogo de Wii.
Disaster: Day of Crisis es uno de esos juegos que, sin ser una maravilla, va a colarse entre las listas de favoritos de los usuarios. Su mezcla de géneros y adictivo planteamiento, amén de un desarrollo y guión que muchos hardcore gamers llamarían de temática seria, no esconde su principal reclamo: que busca a un target adulto que sale programado de la propia factoría del fontanero.
Detrás de Disaster: Day of Crisis se encuentran el estudio que parió el RPG de culto para Game Cube Baten Kaitos. Conocedores de cómo se las gastan en la casa de la gran N los programadores han buscado estirar la cuerda al máximo, para ver hasta qué punto se puede ofrecer acción realista en la consola de moda entre los jugadores casuals.
En el DVD el usuario va a encontrar una atípica, a la vez que refrescante, mezcla de géneros empaquetados con un aspecto de lujo, empezando por los gráficos y acabando por las músicas. Todo ha sido mimado y, salvo algunos pequeños defectos, se nota que este título busca colarse entre los grandes. Entre fases de exploración tendremos pura descarga adrenalítica con secuencias a lo Time Crisis, escenas de rescate tipo Trauma Center, trepidantes persecuciones en vehículos en tercera persona y todo mezclado de tal manera que el usuario queda exhausto después de una sesión con él.
Un día de perros
Disaster: Day of Crisis comienza con una de las intros jugables más impactantes que existen por ahora dentro del catálogo de Wii. Un accidente aéreo y un volcán en erupción sirven de telón de fondo para presentar al protagonista y sus controles básicos. Tan cuidado está este inicio que, cuando uno de los secundarios dice adiós por la puerta grande, sentimos que hemos perdido a un compañero irremplazable. La acción se traslada a continuación un año en el futuro para conocer el status quo del protagonista. Ray Bryce, miembro del Cuerpo de Gestión de Crisis, será reclamado para solventar un secuestro. Lo que comienza como una misión de rescate se transformará, por avatares del destino, en una trepidante carrera contra reloj provocada por unos terroristas que pretenden detonar una bomba nuclear. Por si esto no fuera suficiente, una serie de desastres naturales se encargarán de ponernos las cosas difíciles, empezando por terremotos e incendios y acabando por tsunamis. La trama, como es lógico, irá abriéndose en abanico a medida que el número de desastres y bajas aumenten a lo largo de la aventura.