Fieles a su cita anual, EA Sports pone en el mercado su FIFA 09. Con un timing tan apretado (juego por año), es difícil innovar con cada nueva entrega y FIFA 09 no es la excepción, pero si que vemos en él, el resultado del perfeccionamiento que la saga ha ido apuntando en los dos últimos años, mientras veía cómo el PES iba perdiendo terreno de juego. Lejos de querer entrar en el debate por antonomasia de los gamers, lo mejor será adentrarse en mayor detalle a la estrategia empleada por EA Sports para tratar de erigir este título como el rey del fútbol.
La última entrega se ha construido aprovechando la base planteada en FIFA 08. Las opciones son casi las mismas: se mantiene el interfaz, los tiempos de carga en los que se puede practicar regates, los modos y las opciones. La única novedad en este sentido es el Adidas Live Season, una actualización semanal de los que pasa en el futbol real que queda reflejado en nuestros equipos y jugadores virtuales.
Es sin embargo en su jugabilidad, donde se demuestra su potencial. En esta versión el ritmo del partido es más fluido que en anteriores ediciones. Hay en todo momento una libertad de acción que permite llevar al jugaro el estilo que quiera, tener la sensación de poder realizar la jugada que le venga en gana. La precisión del balón es muy apurada, y decidir dónde va a ir depende solamente de la habilidad. De la misma forma se ha mejorado la respuesta del mando en las acciones en el campo, ya que ahora las acciones en el pad se reflejan de forma inmediatada, y no con 2 segundos de lag como ocurría en la anterior versión. El control es intuitivo y eficaz, y con un poco de práctica la adaptación es total.
Se han incluido una gran variedad de regates espectaculares, pero su consecución resulta imprecisa de llevar a cabo con garantías, sobre todo porque muchas veces se quiere realizar X regate y acabamos haciendo Y. A nivel táctico el juego ha ampliado sus posibilidades, no obstante su aplicación práctica resulta confusa y muchas veces ni se percibe.