El mayor bodrio de DS que ha pasado por la redacción de esta santa casa; y sin embargo, el plumilla que ha tenido que lidiar con semejante engendro se lo ha pasado pipa con él.
Dinosaur King parte de la premisa de que si a los chavales les gusta Pokémon (y todos sus derivados) y se le suma a ello la variable dinosaurios (porque, como bien sabemos, esos animales prehistóricos llaman poderosamente la atención de los infantes por igual en todas partes del mundo), tendremos un juego que podrá colarse entre los favoritos de los mas pequeños.
Tanto una premisa como otra son acertadas, o al menos, en la mayor parte de los casos se cumplen ambas. Ahora bien, no siempre partiendo de premisas correctas se llega a resultados satisfactorios, y eso es precisamente lo que sucede en el caso que nos ocupa.
Con un apartado técnico que hace honor al concepto, es decir, prehistórico, unos gráficos sonrojantes y un sistema de manejo adaptado para gente con problemas cognitivos (esto es, hasta un tonto sabría manejar esto) Dinosaur King se postula como el mayor bodrio de DS que ha pasado por la redacción de esta santa casa; y sin embargo, el plumilla que ha tenido que lidiar con semejante engendro se lo ha pasado pipa con él. ¿Cómo puede ser esto posible?
El concepto, un clon de pokémon, nos trata como a verdaderos tontos. Avanzamos por áreas establecidas, siete en total, recuperando fósiles de dinosaurio que con la ayuda de nuestro equipo transformaremos en dinosaurios reales que usaremos para la batalla. El malvado de turno y sus patéticos secuaces nos molestarán cada dos por tres invitándonos a competir contra sus mascotas jurásicas y así, hasta decir basta.
Los retos son sencillos, los puzzles, nada complicados. Los sprites son grandotes y sólidos, para que a los niños disfruten y los gráficos 3D que lucen los dinosaurios en pantalla son una vergüenza divertidísima: servidor no para de reír cada vez que contempla como se dan de bofetones esas bestias acartonadas.
Las batallas reducen al absurdo el sistema de un RPG: con el modelo Piedra, Papel o Tijera, el factor suerte aleatorio decide la mayoría de los combates. ¿Es esto molesto? Demasiado, de hecho, es el gran pero de este juego ya que, con un sistema de batalla normal y corriente luciría varios puntos más en su nota final.
Por delante tenemos todo el globo para explorar, recuperar fósiles y reírnos con las recreaciones supuestamente reales de os dinos en los que se basan (aunque mal van si nada más empezar presentan un dilophosaurio como el que salía en Jurassic Park cuando este animal, como tal, no tuvo nunca ese aspecto y tamaño).
Todo esto lo convierte en un juego naïf. Tonto. De esos para jugar 20 minutejos en el metro y para pasarlo bien. No me pregunten cómo, pero he caído rendido ante esta tontuna jugable. ¿Para cuándo su segunda parte?