Saltos de vértigo, búsqueda de tesoros y puzles sin resolver. Por no hablar de una protagonista con unas curvas de infarto. Está claro que nos encontramos ante el regreso de una de las heroínas más famosas del mundo de los videojuegos, cuyo retorno consigue estar a la altura de las expectativas.
Llevamos muchos años disfrutando de las aventuras de Lara Croft y hemos visto casi de todo. Ha habido ocasiones en las que las entregas han tenido éxito y una calidad fuera de dudas, pero también hemos podido presenciar otros casos que se quedaron en poco más que promesas por parte de los desarrolladores. Ahora es el turno de Underworld, la última creación de Eidos, un episodio que pretende hacerse un hueco entre todos los grandes lanzamientos que están viendo la luz en esta época y que tiene buenas cartas para conseguir su objetivo.
Los que sean seguidores de la serie, lo primero que notarán es que su heroína ha vuelto a ser rediseñada y luce mejor que nunca. Hay que admitir que alegrará la vista con sus famosas curvas de vértigo, pero también que el acabado general del juego luce igual de bien: se nota que se ha cuidado bastante todo el tema gráfico. Los escenarios son muy grandes y los espacios abiertos dan sensación de libertad. Disfrutaremos con los distintos modelos que vestirá Lara en cada fase y comprobaremos cómo sale empapada del agua o cómo se va ensuciando poco a poco en el transcurso de sus misiones. Además, salvo contados momentos en los que puede que nos de algún que otro tirón menor, el resto del tiempo gozaremos de una suavidad gráfica constante.
La trama comienza de una forma un tanto peculiar: por el final. Y es que empezaremos viendo cómo la mansión Croft se está derrumbando por segundos debido al fuego. Nos tocará salir de allí como podamos, sorteando las brasas y escombros que hay por doquier, momento que se aprovecha para enseñarnos los controles, muy parecidos a los de la última entrega. En el caso de haber disfrutado antes de algún Tomb Raider, será muy fácil hacernos al manejo, en caso contrario puede que nos liemos un poco al principio, pero en unos pocos minutos no tendremos ningún problema para mover con soltura a la protagonista.
Otro dato a tener en cuenta en el aspecto jugable es el de la interacción con los enemigos. Nos tendremos que enfrentar tanto a humanos, como animales acuáticos o terrestres e incluso a no-muertos. Y el problema viene justamente por aquí, sobre todo en los combates cuerpo a cuerpo que no son demasiado creíbles. Por ejemplo: cuando golpeamos a un enemigo humano, éste siempre caerá al suelo de la misma forma y no dará sensación de realismo, pareciendo casi que estamos combatiendo contra un muñeco que siempre hace los mismos movimientos. También observaremos que nuestros golpes hacen el mismo daño, o incluso más, que nuestras pistolas. Puede que tengamos que meterle a un enemigo veinte tiros para acabar con él, pero que le propinemos casi la mitad de patadas y caiga muerto igualmente.