Saltos de vértigo, búsqueda de tesoros y puzles sin resolver. Por no hablar de una protagonista con unas curvas de infarto. Está claro que nos encontramos ante el regreso de una de las heroínas más famosas del mundo de los videojuegos, cuyo retorno consigue estar a la altura de las expectativas.
Atmósfera de aventuras
Hablando de la ambientación, todo tiene aspecto de película y desde el mismo comienzo nos sumergirá en la acción, con alguna que otra situación límite que fomentará querer ver qué sucederá a continuación. En el fondo, a lo largo del juego lo que vamos a tener que hacer es buscar antiguas reliquias y resolver puzles a base de llegar a sitios a primera vista inaccesibles. Lo malo es que esto último es un arma de doble filo, ya que mientras para algunos supondrá un aliciente tener que buscar constantemente la manera de seguir avanzando resolviendo un rompecabezas, para otros que busquen acción más directa puede llegar a ser farragoso. Y es que Tomb Raider es muy dado a tener momentos en los cuales no sepamos qué hacer, atascándonos dando vueltas por el escenario.
La duración no es que sea extremadamente larga, pero cumple con lo que se puede esperar. Se divide en un prólogo y otros siete capítulos en los que recorreremos desde el Mediterráneo hasta el mar Ártico, pasando por Méjico o Tailandia. La variedad está servida. Además, cuando lo superemos, tendremos la posibilidad de volver a jugarlo intentando recoger todas las reliquias y tesoros que nos hayamos dejado en la primera pasada, aumentando así su esperanza de vida.
En conclusión, Tomb Raider ha vuelto y no quiere pasar desapercibido. Sin duda saciará las ansias de los fans de más Lara Croft, además de atraer a otras personas que no hayan tenido aún la posibilidad de disfrutar de sus aventuras. Quien busque acción pero a la vez quiera un reto que obligue a pensar y no lo dé todo hecho, debería echarle un ojo. Parece que estamos ante una saga que aún tiene cosas que decir, y este Underworld está aquí para demostrarlo.