Rush es el protagonista de nuestra historia, un chico joven que vivía tranquilamente con su hermana a la espera de viajar para ver a sus padres, dos importantes científicos que han tenido que vivir durante bastantes meses alejados de su familia para investigar un vital proyecto científico.
Cuando por fin se prepara el ansiado viaje de la reunión familiar, su hermana desaparece misteriosamente. Rush presencia entonces una enorme batalla entre dos ejércitos en la lejanía, contemplando atónito el espectáculo desde la distancia. De pronto y sin ninguna razón aparente, cree ver a su hermana entre las huestes de uno de los ejércitos, lanzándose hacia ella sin miramientos.
Así comienza una historia donde el argumento nos llevará de un lado a otro de unas tierras devastadas por incesantes luchas, por entre unos combates donde vamos a ser una parte importante. Encuadrado dentro del sistema por turnos (no es aleatorio ya que vemos a los enemigos como en Blue Dragon) puede parecer sencillo en los primeros compases de la aventura, pero cuando avancemos en la historia y llevemos unas buenas horas de juego nos daremos cuenta realmente de su profundidad y de la estrategia necesaria para vencer a ciertos enemigos.
Podemos hacer duelos, recibir ataques por los flancos o reunir a grupos de enemigos con los que luchar para conseguir más experiencia al ser mayores los riesgos. Por eso es de vital importancia practicar para escoger una buena formación en función de lo que necesitemos potenciar, ataques físicos, defensa mágica, etc... teniendo la opción de especializar a nuestro grupo para que se adapte a nuestras necesidades.
Al contrario que en la mayoría de los Jrpg, los puntos de acción se recargarán automáticamente tras cada turno, lo cual puede parecer una vez más una opción demasiado sencilla, pero las particularidades del sistema de lucha en Last Remnant lo convierten en una idea totalmente necesaria y acertada.
Una importante novedad es que ahora compartiremos una única barra de energía para todo el grupo, energía que tendremos que conservar si no queremos caer todos eliminados, un detalle que también afecta a los grupos enemigos. Con tantas opciones de ataque y formaciones, es normal que al principio estemos algo perdidos, la información en pantalla esa abundante y se agradece la escasa dificultad inicial para progresar en nuestro aprendizaje.
Por otro lado recuperaremos toda la energía tras cada combate además de poder guardar la partida en cualquier momento, algo extraño en un juego de rol japonés que sin embargo agradeceremos enormemente, ya que a partir del ecuador de su trama la dificultad se endurece considerablemente. Last Remnant puede presumir de ser un jrpg con una buena duración, especialmente si nos dedicamos a realizar las numerosas misiones secundarias.
Estas misiones nos sacarán un poco de la evidente linealidad que suele presentar la historia, no dejando demasiada libertad de acción al jugador. Un punto que no tiene porque resultar ser algo negativo, pero si lo que el usuario necesita es buscarte la vida y explorar a su antojo, quizá deberías probar el rol occidental con grandes juegos como Oblivion o Fallout 3.
Por otro lado, la variedad de ciudades, mazmorras y las diferentes localizaciones son lo suficientemente variadas como para evitar caer en la monotonía, disfrutando de un enorme mapa que iremos descubriendo poco a poco. Técnicamente tiene sus pros y sus contras, pero lo que si resulta altamente recomendable es hacer una instalación en el disco duro gracias a la nueva interfaz de la consola. Con ello se reducirán enormemente las numerosas cargas que tiene así como gran parte de las ralentizaciones ocasionales.
Más allá de estos pequeños defectos, de nuevo disfrutamos con una buena calidad en texturas y modelados, fruto del conocido Unreal Engine, si bien arrastra los problemas habituales del mismo como la carga tardía o los cambios repentinos en la calidad de algunas texturas.