Los aficionados a la estrategia van a estar de enhorabuena durante estas navidades. FX Interactive ha lanzado ya al mercado dos nuevos títulos de este género, aunque de distinto tipo. Uno de ellos, y el que más recientemente ha aparecido, es Imperivm II: La Conquista de Hispania, la segunda entrega del exitoso título de ETR que aún a día de hoy sigue en la lista de los más vendidos. El otro juego, y del que vamos a ocuparnos ahora en este análisis, es Patrician III: Imperio de los Mares, otro programa de estrategia, pero que esta vez se centra en la gestión y el comercio, aunque también tiene su vertiente militar en forma de batallas navales.
La saga Patrician se ha ganado ya un buen nombre a lo largo de los años, y ya cuenta con más de un millón de unidades vendidas en todo el mundo. Esto ya dice bastante de la calidad del juego, y hace que no sea de extrañar que haya sido calificado como todo un referente de la estrategia de gestión. Aun así, en España quizás no haya demasiada tradición con esta saga como la puede haber con la de WarCraft o Command & Conquer, por ejemplo. Pero ahora, todos aquellos que no hayan jugado nunca a ningún título de Patrician, o que si que lo hayan hecho y quieran continuar experimentando esa experiencia -ahora mejorada- deberían tener muy en cuenta esta sobresaliente entrega.
La historia de P3 se desarrolla en pleno siglo XIV, en la época en la que la llamada Liga Hanseática era fuerte y dominaba gran parte del comercio que se realizaba por mar en el norte de Europa. Para quienes necesiten refrescarse la memoria en lo que a historia se refiere, esta Liga Hanseática de la que hablamos era una agrupación de comerciantes y mercaderes de los Países Bajos y norte de Alemania que se asociaron para darse cobertura los unos a los otros. Poco a poco fueron adquiriendo más y más poder e influencia, hasta tal punto que incluso los gobernadores de las ciudades empequeñecían en lo que a poder se refiere al lado de los miembros de la Liga. El juego nos sitúa en mitad de la época de esplendor, y deberemos irnos ganando el respeto de los ciudadanos a medida que conseguimos riqueza y poder.
La forma de conseguirlo dependerá totalmente del usuario. Y es que en Patrician, tú eres quien decides como conseguir las metas. La más común es, probablemente, la de convertirse en un honrado mercader y comenzar de 0 comerciando por mar (aunque más adelante podrás hacerlo también por tierra) empezando así a ganar riquezas con las que aumentar tu flota de barcos y el número de oficinas comerciales que puedas instalar en las demás poblaciones. Pero también es posible escoger la senda de un pirata y lanzarte a los mares para capturar y saquear barcos. Desde luego, es una vida mucho menos honorable, pero puede producir muchos ingresos y permite ganar nombre y respeto (o más bien dicho, temor) entre los demás mercaderes.
El comercio será, sea cual sea el camino escogido, uno de los pilares fundamentales. Básicamente, se trata de comprar materiales a un precio muy bajo en un lugar donde la producción sea alta para poder venderlo a un precio más elevado en otra ciudad en la que escasee ese bien. Cuando empieces tu primera partida tendrás muy pocos barcos y seguramente harás las rutas manualmente. Sin embargo, cuando hayas conseguido amasar cierta fortuna y puedas ampliar tu flota, podrás crear y guardar diversas rutas comerciales y tus barcos las harán automáticamente, dejándote libre para que te ocupes de otros asuntos. Además, si te hunden la flota, siempre podrás cargar la ruta naval con otro grupo de barcos para que continúen haciéndola.
Las ciudades son otro elemento clave en Patrician III. No son solo puntos en los que comprar y vender mercancía, son mucho más que eso. Básicamente, todas poseen los mismos edificios, que son fácilmente reconocibles. Para citar los más importantes, tenemos la iglesia, en la que podremos donar oro y alimentos que aumentarán nuestra reputación en esa localidad. También está la taberna, lugar en el que reclutaremos a los marineros que formarán la tripulación de nuestros navíos, y en el que también podremos contratar a algún que otro capitán, o a un pirata que nos dará un porcentaje de su botín si le damos un barco. O incluso podremos ir a la trastienda para hacer otro tipo de negocios más oscuros o comprar armas al traficante.
Por otra parte, el ayuntamiento del pueblo se torna más importante para nosotros cuanto más poder adquiramos, llegando incluso a poder votar en los consejos, o hasta llegar a ser gobernador de la ciudad. Pero entre sus funciones más elementales están las misiones que se irán ofreciendo allí, y que constan básicamente de envíos de material a otras ciudades. Si las aceptamos y las llevamos a cabo con éxito, nuevamente nuestra reputación aumentará. Los astilleros tampoco podían faltar, ya que será allí donde construiremos, mejoraremos y repararemos nuestros barcos. Barcos que, por cierto, deberán ir bien defendidos si no queremos sufrir el acoso de los piratas. Es por ello que en la armería podremos comprar diferentes tipos de armamento (balistas, catapultas, bombardas y cañones). Y evidentemente hay muchos más edificios importantes, y en cada uno de ellos podremos desempeñar una función distinta. Pero por ahora quédate con que hay una gran variedad, algo que da mucha vida a las ciudades.