La industria de la música andaba ya esperando el golpe de gracia desde que el mp3, los reproductores digitales y los P2P llevaran al mundo a la conclusión de que no tenían por qué pagar por las canciones. En el cine un buen día el espectador comprobó que al precio de las entradas, con su home cinema instalado y eso del "DivX" que había oído nombrar, ahorraría una fortuna si dejaba a la familia en casa con sus propias palomitas.
Pero ¿y el videojuego?
Su industria en los últimos años ha devorado todo el terreno que las demás perdían. El mayor desconocimiento en los sistemas de piratería (un mal nunca suficientemente entendido y probablemente mal abordado), junto a los altos precios que se manejan en el software y el espectacular crecimiento de público gracias a consolas de Nintendo, han hecho que sus cifras esté en lo más alto.
Los datos pueden, no obstante, ser engañosos: si bien a lo largo del año se venden masivamente títulos de franquicias o generos sobre-explotados, también es cierto que algunos ni rentabilizan su doblaje (por lo que estamos asistiendo a la llegada de apuestas de gran calidad pero en la lengua se Shakespeare), y que muchos otros, como los representantes del género shoot'em up (los Gradius / R-Type de toda la vida) directamente eluden su visita a las estanterías.
Y llegó la crisis
A pesar de que el periodo navideño ha sido tradicionalmente -y este año en menor medida, pero también- generoso con los videojuegos, producto que ha desplazado las preferencias de muchos usuarios, los recortes han sido importantes. Sony está teniendo serios problemas en sus balances y particularmente con Playstation, por no estar posicionada en lo más alto como en generaciones previas, y porque su importancia para una marca que ha perdido productos insignia como el Walkman y ya no es referencia en otros como los televisores, es un gran problema. Un gran problema al que se le une un precio abultado por un lector blu ray en un formato que nadie parece necesitar (el público no entiende que deba volver a adquirir sus películas tras haberlo hecho en DVD que era "el producto de calidad para coleccionar") que la deja muy alejada de una competencia con unas prestaciones en demasiados casos idénticas (exceptuando exclusivas de soft).
A este problema se le une otro que también, en menor medida, afecta a Nintendo: el valor del yen. No obstante la compañía de Mario es una referencia excesivamente alta y si bien posiblemente le alcanzará el tsunami financiero que está engullendo la economía mundial afectando a sus altos niveles de producción, está relativamente sana, que no a salvo.
No obstante en la situación actual no hay nadie inmune: Electronic Arts, una de las compañías poderosas del sector gracias a numerosas franquicias y apuestas innovadoras como Mirror's Edge (con la que se está reconciliando con los fans desde el punto de vista creativo, tras años de limitarse a nuevas entregas de lo mismo) ha anunciado el cierre de 12 fábricas y el despido del 11% de su plantilla, todo tras las pérdidas de más de 600 millones de dólares según el balance del último cuarto del año. Ni los éxitos de su último FIFA, Warhammen Online o Need For Speed Undercover han sido suficientes.
La noticia además llama la atención porque el pasado año EA fue protagonista de uno de los mayores culebrones del videojuego con la pretensión de adquirir a Rockstar, célebres desarrolladores de Grand Theft Auto, que finalmente no se pudieron consumar a pesar de las cifras mareantes que se manejaron en todo momento.