No están las cosas como para irse confiando. La particular política de la compañía con respecto a las desarrolladoras, experimentará un cambio próximamente con el fin de incentivar la producción.
Su tenacidad en defender un soporte distinto -cartuchos, GODs-, los costes impuestos a las third parties y ciertos aspectos en la supervisión de licencias han sido siempre rasgos propios de Nintendo. No obstante, las cosas ahora van a cambiar en una de estas medidas, y es que la compañía va a rebajar los gastos que imponía a las desarrolladoras, consciente de que esta traba repercutía en un mayor lastre de cara a ofrecer más títulos.
Con esta decisión, se pretende alterar una situación que ha ido degenerando hasta tal punto de hacer peligrar la persistencia de Gamecube en países como el Reino Unido. Mientras cada reforma de la Gameboy sigue avasallando al personal -al menos hasta que llegue algo de competencia- las cosas no han ido tan bien en otros niveles, y es por ello que se impone una revisión de criterios como este, cuyos frutos todavía están por ver.
Entre tanto, Zelda ayudará a recuperar posiciones.