Sega se ha empeñado en hacer de Wii una consola que atraiga jugadores menos soft. Su próximo Mad World o sus remakes de The House of the Dead parecen confirmarlo y, esta cuarta exclusiva para Nintendo, ratifica lo expuesto.
THOD Overkill se presenta en formato añejo, viejuno. Fiel a la filosofía de shooter sobre raíles, reduce la dificultad y salpica la aventura de una mayor jugabilidad para el novato. Disparar con el wiimote de Nintendo supone una experiencia realmente satisfactoria, sin problemas de movimiento o precisión: allí donde quieres llevar la retícula del arma podrás hacerlo a la velocidad y tiempo adecuados.
Overkill viene con formato de precuela con estética de película de serie b de los años 80. Influenciado por las excesivas Planet Terror y Death Proof de Rodriguez y Tarantino, el estudio londinense de Sega encargado de crear este entretenimiento desmedido ha puesto toda la carne en el asador para que cada partida sea un festival de guiños, humor, referencias y salvajadas. Cada secuencia cinemática va acompañada de cinco insultos por minuto, las referencias sexuales son de todo menos sugeridas (la intro con stripper es gloriosa y la secuencia final delirante, con esto lo decimos todo) y el cachondeo al género es evidente: perdemos la cuenta del número de fallos de racord y saltos de eje que puede llegar a tener, siendo la escena del tullido y sus ‘gafas de quita y pon’ el ejemplo más claro.
Las texturas simulan un VHS mil veces usado, el sonido desaparece en ocasiones, como si el tracking necesitase serios ajuste, los colores aparecen quemados y la estética recuerda a las películas que parodia. Terminan de redondear este juego referencial los dos protagonistas y los secundarios. Para la aventura se ha recuperado a un joven Agente G (que hace acto de presencia como quien no quiere la cosa y sin explicación alguna) e Isaac Washington, madero chungo, negro, malhablado e impertinente. Varla Guns, Papa Caesar, Clement, Mama… completan el elenco de personajes que desfilan por pantalla, insultan, agreden y divierten a partes iguales.
Las capturas que mostramos no le hacen justicia. Si bien las imágenes parecen sacadas de una entrega de la generación anterior, es en movimiento cuando hay que comprobar lo bien que luce este shooter. Los mutantes avanzan de forma fluida, saltan por los aires que da gusto y los escenarios muestran un nivel de detalle y texturas correcto: ni muy abigarrados (cosa difícil en Wii) ni vacíos (que hubiese sido lo fácil).