Ni el blu-ray ni los sistemas de conexión on-line: la clave para la victoría podría ser una cuestión de interfaz. A esta conclusión parecen haber llegado en Microsoft al contemplar con asombro las cifras de ventas de Nintendo, tanto en lo que a Wii como a DS se refiere.
Nadie lo habría dicho cuando ambas se presentaron o cuando se ofrecieron las primeras muestras gráficas del software, pero la cuestión es que la compañía de Mario ha logrado una revolución acertando donde era más difícil. Algo que ha llevado a Microsoft a replantear su estrategia, y como primera medida en esa dirección se encuentra su deseo de adquirir a la compañía israelí 3dvsystems, cuyas patentes en detección de movimiento podrían resultar determinantes para hacer avanzar la forma de acercarse a los videojuegos.
A diferencia de Wii, el sistema permitiría reconocer más de una zona ampliando su rango de detección a múltiples movimientos. El sistema se encuentra lo suficientemente desarrollado como para evitar la exigencia de fondos diferenciados, algo que a la postre ha impedido que Eye Toy destaque como producto a pesar de sus cualidades.
No obstante, en Microsoft podrían estar olvidando otros elementos claves en el éxito de Wii. Playstation 3 también trató de incorporar a última hora un sistema de detección en sus mandos y éste no pudo pasar más desapercibido. ¿Las causas? Posiblemente en Wii lograron un cúmulo de aciertos que acabó dando con un producto cool cuya acertada presentación y campaña promocional lo convirtieron en el regalo perfecto. Fácil de usar, fácil de instalar. Puede ser una consola tecnológicamente atrasada respecto a sus competidoras a la que distingue un simple interfaz, pero ese interfaz se encuentra plenamente integrado y resulta atractivo de por sí. La máquina ocupa poco espacio, tiene un precio muy ajustado, su título de entrada es simple y popular, los menús tienen el toque zen que últimamente imprime a todo Nintendo... descuidando estos aspectos, Microsoft simplemente se limitaría a añadir otro periférico freak a engrosar la larga lista de 'intentos de' que acabaron en los armarios de los más entusiastas.