Alma, aquella niña atormentada que ya nos angustió en la primera entrega, vuelve para seguir destrozando nuestros sentidos, cargada de odio y resentimiento tras sufrir años de horribles experimentos.
La historia tras Fear2 trata de explicar los numerosos interrogantes que surgieron a raíz de la finalización de la primera parte, centrando mucho más el desarrollo alrededor de Alma y nuestro personaje protagonista. Michael Becket será nuestro hombre, cuya misión inicial de rescatar a la presidente de Armacham derivará en una tremenda lucha por su supervivencia.
A pesar de estar cargado de acontecimientos paranormales en una proporción muy superior a la del primer juego, F.E.A.R. sigue siendo un shooter frenético con las armas de fuego como protagonistas de la función, por lo que no podemos hablar de un cambio radical respecto a su precuela, sino más bien de una evolución lógica que trata de potenciar al máximo lo que ya funcionaba.
Lo que sí ha hecho Monolith es multiplicar la intensidad, tanto en las secuencias de combate como en las experiencias paranormales. Nuestro camino hacia la verdad está marcado con un reguero de cadáveres ensangrentados que dejan sus restos sobre suelos y paredes, quedando bastante clara la razón de su calificación como juego para mayores de 18 años. La experiencia de sus partidas ha mejorado gracias a una IA más eficaz en nuestros enemigos, que hace algo divertido de por sí ver como se ocultan e intentan flanquearnos, si bien es cierto que la proliferación de botiquines y chalecos aconseja seleccionar el nivel más alto de dificultad si se quiere disfrutar de una experiencia realmente divertida, en lugar de un mero paseo tirando al pato (consejo al menos válido para los más veteranos en el género).
Parte de esa relajación en la dificultad la tiene el uso del tiempo bala, una espectacular aunque ya poco novedosa habilidad que podemos usar durante unos segundos para machacar a los enemigos. Obviamente no es un recurso infinito y tiene un tiempo de recarga durante el cual estaremos vendidos ante unos soldados de rápidos reflejos, siendo necesario regular su uso frente a grupos más numerosos.
El armamento en FEAR sigue siendo tan convencional como eficaz y directo: pistolas, recortadas o ametralladoras en las que se podrá seleccionar la cadencia de disparo. Sus efectos en los enemigos, especialmente la escopeta en distancias cortas, son devastadores, añadiendo un poco más de color rojo en suelos y paredes. Cambiando totalmente de tercio, los niveles donde controlamos a los Mech son verdaderamente exagerados, ideales para despilfarrar toneladas de munición y disfrutar viendo cómo van cayendo los soldados uno tras otro, un complemento perfecto que aporta algo de variedad a un shooter que sufre un mal un tanto habitual en el género, el de ser bastante lineal, lo cual muchos no vemos como un problema, sino como una opción igual de válida que la de otras propuestass con más libertad, como puede ser Far Cry 2.
No nos olvidaremos fácilmente de la nefasta conversión del primer Fear desde PC a consola, fruto de un trabajo rápido y poco optimizado que por fortuna no se ha repetido en esta ocasión. Fear2 muestra muy buen aspecto para PS3, no exento de algunos fallos como las ralentizaciones ocasionales, un modelado simplemente pasable o el aliasing presente en los escenarios. El uso de filtros en la imagen junto al espectacular trabajo realizado con la iluminación dan vida a un shooter vistoso y efectista, resaltando especialmente los efectos de partículas, los fogonazos de las armas y el destrozo de cristales, lámparas y otros objetos en medio de un intercambio de fuego.